En un contexto de inflación rampante como el actual, invertir ha pasado a ser un must para los particulares. Los ahorradores que no quieran ver mermado su poder adquisitivo tendrán que ir más allá de las cuentas bancarias y los depósitos a la vista.
La inversión financiera es una disciplina compleja que requiere de ciertos conocimientos, pero no tienes por qué hacerlo solo. Se pueden dar pasos acompañados de profesionales como los asesores financieros, que nos pueden ayudar con una planificación financiera personalizada adaptada a nuestro perfil de riesgo y situación financiera.
Pero, además, todos aquellos inversores que no se atreven a dar el primer paso deben recordar que invertir es un ejercicio de salud financiera que permite poner sus ahorros a trabajar.
El miedo es una emoción natural en el ser humano que deriva de una percepción alimentada por la difusión de malas noticias, la coyuntura o las previsiones de organismos internacionales, que normalmente están sesgadas a la baja, como recuerda el premio Nobel Robert Shiller, quien alega que el FMI solo ha acertado el 3,5% de las recesiones de los últimos 30 años.
Relación entre inversiones financieras y economía conductual
El miedo es irracional y deriva de nuestra aversión al riesgo, incluyendo la aversión a los riesgos de inversión. Como se encarga de explicar la Economía del Comportamiento, de la que Robert Shiller o el también premio Nobel Richard Thaler son dos de sus máximos exponentes, no reaccionamos racionalmente ante muchas situaciones.
Existen sesgos conductuales que no nos permiten tomar decisiones racionales. Un ejemplo es el sesgo de negatividad o aversión a la pérdida. Kahneman y Tversky, que fueron los primeros en poner la lupa sobre esto –y también fueron galardonados con el Nobel–, explican cómo, en general, pesan más las pérdidas que las ganancias de la misma envergadura.
“El miedo deriva de una percepción alimentada por la difusión de malas noticias, la coyuntura o las previsiones a la baja de organismos internacionales”
Así, si comparamos lo que sentimos en una situación en la que perdemos 100 euros y otra situación en la que ganamos esa misma cantidad, la sensación de pérdida pesará más que la satisfacción. Nos entristece más la pérdida de lo que nos alegra la ganancia.
Si hablamos de cómo hacer inversiones, hay quien prefiere exponerse a que sus ahorros pierdan valor antes que invertir asumiendo un riesgo. Sin embargo, lo que debemos tener en mente es que podemos hacerlo con inversiones financieras adaptadas a nuestras preferencias de rentabilidad-riesgo.
Guardar el dinero bajo el colchón, así como mantenerlo parado en una cuenta bancaria, no es algo recomendable y menos en un contexto inflacionario. Invertir es un ejercicio al alcance de todos con voluntad, disciplina y ciertas pautas de inversión.
Los tiempos han cambiado, la incertidumbre no se disipa y los mercados están revueltos, pero la inversión serena siempre ha seguido las mismas reglas.
La importancia del largo plazo
Debemos ser conscientes de cómo invertir, ya que no es ir a jugar a un casino, ni apostar, ni siquiera hacer trading. Invertir es siempre un ejercicio de largo plazo y, aunque pueda parecer tentador hacer una operación intradía o entrar y salir de ciertos valores en periodos muy cortos, invertir es mucho más que eso.
La inversión financiera tiene ya décadas de experiencias acumuladas como para establecer unos patrones y las investigaciones de decenas de economistas e inversores han ido arrojando luz sobre cómo hacerlo de la manera más racional posible.
Lo recomendable es establecer un plan inversor a largo plazo —que contemple un horizonte temporal de al menos 10 años—que se adapte a tus circunstancias, metas y tolerancia al riesgo, y se convierta, además, en el antídoto más adecuado en tiempos de alta volatilidad.
Con inversiones de horizontes temporales amplios, tu dinero no estará expuesto a la coyuntura económica ni a la volatilidad propia de los mercados en momentos de incertidumbre.
El poder de la diversificación
A lo largo de los últimos 10 años las rentabilidades han sido muy dispares, con las bolsas de EE.UU. y Japón exhibiendo cifras muy altas frente a otras, como las del IBEX, mucho más modestas. Del mismo modo, ha habido empresas que han crecido mucho y otras que han perdido capitalización. Por eso, la diversificación en la economía mundial es fundamental para aprovechar las dinámicas positivas de la economía y minimizar los riesgos.
La estrategia 5D te permite conectar las inversiones a todo el mundo a través de 5 tipos de diversificación: temporal, entre títulos, geográfica, según el potencial de crecimiento y por instrumentos de inversión.
- La diversificación temporal permite definir el destino de nuestros ahorros con objetivos a corto, medio y largo plazo.
- La diversificación entre títulos también es un pilar fundamental. En lugar de concentrar todos tus ahorros en una empresa, lo adecuado es invertir en varias empresas de diversos sectores, de manera que las pérdidas de una se puedan compensar con las ganancias del resto, y hacerlo en diferentes títulos de renta fija y renta variable para atenuar la volatilidad.
- La diversificación geográfica abre la posibilidad de anclar nuestra rentabilidad al crecimiento mundial. Lo mejor es diversificar también por ámbitos geográficos.
- La diversificación también nos permite atender al potencial de crecimiento, de manera que podamos invertir en mercados en expansión.
- La diversificación por instrumentos de inversión invita a acceder a la diversa tipología de instrumentos de inversión que tenemos actualmente disponibles. No solo nos permite invertir directamente en renta variable, sino también adoptar otras soluciones adaptadas a tu perfil de riesgo.
Comenzar progresivamente a invertir tus ahorros
Si vas a empezar a invertir tus ahorros por primera vez, lo mejor es que lo hagas de manera progresiva, poco a poco, adaptando tus inversiones a tu aversión al riesgo y avanzando según un plan fijado, del que no debe distraerte la difusión de malas noticias.
“Para invertir sin miedo debes mantenerte fiel a tu planificación financiera a largo plazo, que deja pasar la tormenta, y conservar la mente fría”
Existirán momentos buenos y malos, pues la volatilidad es intrínseca a los mercados, pero si quieres invertir de manera razonable, debes ceñirte a tu plan de inversión y seguir una metodología ajena a las noticias coyunturales.
La diversificación y los objetivos temporales a largo plazo te permitirán abstraerte de la volatilidad propia de la coyuntura económica y política del momento.
Cómo hacer inversiones teniendo en cuenta el factor psicológico y la mente fría
Para invertir sin miedo hay que evitar dejarse llevar por el ánimo del mercado. Debes mantenerte fiel a tu planificación financiera a largo plazo, que deja pasar la tormenta, y conversar la mente fría.
La economía conductual demuestra que en nuestras decisiones de inversión muchas veces utilizamos el sistema 1 (intuitivo) en vez del sistema 2 (racional), lo que nos lleva a tomar decisiones equivocadas.
Tras la planificación y la puesta en marcha, debes mantener siempre el sistema 2 de tu cerebro al mando. Ya decía Benjamin Graham que “invertir es un ejercicio racional de largo plazo”. Así que recuerda: no te dejes llevar y sé fiel a tu plan de inversión.