crometofobia
Crometofobia. Cinco sílabas en las que se esconde el
miedo a gastar dinero. En toda su extensión: ya sea en efectivo o en otro soporte, como tarjetas, cheques o transferencias. Se trata de un tipo de aversión muy extraña. Y, como cualquier otra fobia, es extrema e irracional.

¿Qué es la crometofobia?

La crometofobia es un trastorno mental tan raro que la Organización Mundial de la Salud (OMS) aún no la ha incluido en su Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), pero se da en la realidad. Tan solo tenemos que buscar en Google la palabra para hacernos una idea de su extensión. 

En cualquier caso, no hay que confundirla con el miedo a tocar monedas o billetes que han sido manipulados por otros. En estas situaciones, el temor lo causa la posibilidad de convertirse en un foco de gérmenes y recibe el nombre de misofobia, germofobia, bacilofobia o bacteriofobia.

Tampoco debemos vincularla a la tacañería o a la moderación del gasto. La crometofobia va más allá. No es que no se quiera gastar por ruindad o austeridad, es que realizar cualquier pago provoca pavor y ansiedad. 

Hablamos tanto de desembolsos habituales (la cesta de la compra, el repostaje en una gasolinera o cualquier gasto hormiga, fantasma o vampiro) como de extraordinarios (comprar un coche). O incluso cuando se retira dinero de un cajero o se acude a un banco a realizar cualquier gestión. En estas circunstancias, la fobia al dinero también aparece.

Crometofobia: síntomas

No existe un listado establecido de síntomas de la crometofobia. De hecho, según los psicólogos que la estudian, pueden ser muy variados. Desde más leves a más graves, en función del grado del miedo y de la persona.

Así, muchos afectados revisan de forma compulsiva cuánto dinero tienen en la cartera o el monedero, y también en sus cuentas, cuyo saldo comprueban continuamente. Y temen llevar dinero u objetos de valor, como joyas, por miedo a perderlos.

Hay ocasiones en los que, ante cualquier pago, se padece ansiedad con todos los síntomas que conlleva: respiración agitada, náuseas, mareos, taquicardia, necesidad de escapar

En casos extremos, la crometofobia lleva al aislamiento social a quien la sufre e, incluso, a tener graves problemas financieros. Porque el miedo a pagar hace que se eludan las responsabilidades y se deje de abonar facturas, letras de financiaciones, etc.

Por qué se produce la crometofobia

La crometofobia puede tener varios orígenes. Desde el propio poder de corrupción que se asocia al dinero hasta el hecho de haber sufrido o vivido de cerca alguna experiencia traumática causada por él, como dificultades financieras.

En todos los casos, el miedo está en la base. Pero hay que descifrar de dónde procede, con la ayuda de un profesional. Siempre. 

Más allá de la crometofobia: llevar bien las finanzas

Es cierto que el concepto del dinero que todos conocemos tiene matices muy positivos: no da la felicidad pero sí mucha tranquilidad, aunque dependiendo de cómo los administremos puede terminar generando quebraderos de cabeza, por lo que igualmente puede ser una fuente de problemas.

Por ello, si no estamos seguros de cómo debemos gestionar nuestras finanzas personales, es posible que acabemos por dejarnos llevar por las emociones, como el miedo, pero también la euforia. 

Estas pueden llegar a cegar nuestra neutralidad y darnos alas para tomar decisiones de manera precipitada y errónea. Es ahí cuando podemos perder dinero o, igualmente, no obtener rentabilidad del que ya tenemos ahorrado.

De ahí la importancia de tener una buena planificación financiera. En estos casos, tener a nuestro lado a un verdadero profesional de las finanzas es una buena decisión.

Como un asesor financiero, que conozca nuestras necesidades y nuestros objetivos, para que nos pueda acompañar a lo largo de nuestra vida y nos guíe en la toma de decisiones que repercuten sobre nuestro bienestar económico a corto, medio y largo plazo. Con la cabeza fría, para que nos ayude a lograr una gestión inteligente de nuestros ahorros.

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