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El bienestar financiero es fundamental para vivir una vida serena y feliz. Y la fuerza de voluntad es imprescindible para alcanzarlo. 

Según una investigación de la Universidad de Harvard, unas finanzas personales ordenadas influyen tanto en la salud física como en la mental, porque facilitan el acceso a actividades deportivas o a una dieta más equilibrada, reducen el riesgo de sufrir ansiedad y depresión y algunos expertos hasta han conseguido relacionarlas con resultados más positivos en los análisis de sangre. 

¿Qué es la salud financiera y cómo podemos lograrla?

Igual que el bienestar general asociado a una buena alimentación o un buen rendimiento profesional, podemos alcanzar la salud financiera a través de una serie de hábitos y estrategias que requieren fuerza de voluntad y capacidad de planificación. 

Esta fuerza de voluntad, según los psicólogos, tiene que poder moderar y canalizar las decisiones puramente emocionales, las reacciones impulsivas y la inclinación a pensar, sobre todo, en el corto plazo. Buena parte de los sesgos del cerebro humano que llevan a tomar decisiones financieras erróneas o contraproducentes se alimentan, precisamente, de la precipitación de las decisiones o de la falta de planificación

De hecho, según un informe de la consultora Dalbar, los inversores siguen tendiendo “a vender en las caídas de los mercados y a perderse las recuperaciones”, sobre todo porque no cuentan con una adecuada estrategia a largo plazo. Vender en las caídas es vender a la baja y perderse las recuperaciones es desperdiciar la oportunidad o bien de recuperar lo que se dejó de ganar con la venta o de comprar un activo que está en plena revalorización.

Los resultados de la fuerza de voluntad y la planificación para el bienestar financiero

Unos investigadores encabezados por Terrie Moffitt, de la Universidad de Duke, han rastreado la fuerza de voluntad en los comportamientos de 1.000 personas desde que nacieron hasta que cumplieron los 32 años, a través de los informes que elaboraron ellas mismas, sus profesores, sus padres y otros miembros de su entorno próximo. Los niños y niñas que mostraron una elevada fuerza de voluntad se convirtieron en adultos con una mejor salud física y mental, unos hábitos más sólidos de ahorro, una mayor capacidad de planificación financiera y un nivel de ingresos más alto.

“La salud financiera depende de una serie de hábitos y estrategias que requieren fuerza de voluntad y capacidad de planificación.”


Naturalmente, resulta útil poseer o contar con la ayuda de alguien, como un profesional con conocimientos sobre productos de ahorro e inversión, tendencias de los mercados e indicadores claves de la economía y conocimientos en la gestión emocional para que el ahorrador pueda estar bien asesorado y tomar las mejores decisiones financieras. 

De hecho, como advierte un análisis de BME, los inversores con escasas competencias financieras identifican peor las inversiones que les benefician fiscalmente y suelen cometer más errores de inversión. Al mismo tiempo, las escasas competencias financieras incrementan el coste de la deuda, la probabilidad de impago y el sobreendeudamiento.

Estrategias de ahorro e inversión, el factor clave

La forma más sencilla de que la fuerza de voluntad ayude a evitar las decisiones financieras impulsivas y cortoplacistas es diseñar una estrategia de ahorro e inversión con la colaboración de un asesor financiero que no solo conozca bien los productos, indicadores o mercados, sino también la mejor manera de ayudar al ahorrador o inversor a que piense a largo plazo.

Más concretamente, las estrategias que han demostrado su eficacia en los laboratorios de los expertos son aquellas que pasan por identificar las metas financieras que se quieren conseguir y los motivos que los justifican, pues establecen umbrales concretos de ahorro para un futuro más o menos próximo y, finalmente, invitan al ahorrador o inversor a tomar sus decisiones imaginándose a sí mismos a largo plazo. 

Los expertos han acreditado que las personas que dedican más tiempo a tomar decisiones, controlan mejor sus gastos y tienen muy en cuenta el futuro también son más felices. Y eso significa que la fuerza de voluntad que determina la salud financiera deja espacio para la diversión, la espontaneidad y el placer a corto plazo. Al fin y al cabo, las personas que tienen hábitos de vida saludables son las que más disfrutan cuando llega el momento de los pequeños placeres de la vida. 

¿Y tú, que tipo de vida quieres llevar?

 

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