Una de las cosas que nos ha enseñado la pandemia es la importancia de contar con un colchón de seguridad. Y aunque esto parece así con el aumento de la tasa de ahorro en España, todavía hay datos que demuestran que nos cuesta invertir de forma eficiente el dinero que no necesitamos para imprevistos o emergencias. 

Lo vemos en las últimas estadísticas del Banco de España sobre depósitos bancarios, un clásico entre los ahorradores españoles que sigue creciendo mes tras mes. En diciembre de 2021 la cantidad aumentó en 15.200 millones de euros hasta situarse en un total de 959.500 millones. 

Y en la actualidad, la rentabilidad de los depósitos es baja al estar ligada al rendimiento de los tipos de interés del Banco Central Europeo, que están en mínimos históricos, en torno al 0%.

Otro clásico: invertir en vivienda

Más datos interesantes. El primero, sobre dónde está invertido el dinero de los ciudadanos. Según el Banco de España, el 70% del ahorro de los españoles está invertido en vivienda, un activo que se caracteriza por su baja liquidez y que también sufre oscilaciones. 

Y el segundo dato es que el ahorro restante (el 30%) está invertido en productos financieros. De ese porcentaje, según Inverco, la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones, un 38,8% se acumula en los mencionados depósitos bancarios, aparte del dinero en cuentas corrientes (2,4%), cuyo destino debería ser los imprevistos o emergencias. 

¡Cuidado con la inflación!

El riesgo que corremos de invertir el dinero aparcándolo en vehículos con intereses poco atractivos es la amenaza del fenómeno de la inflación, que hace que perdamos poder adquisitivo con el paso del tiempo. Basta con pensar lo que valía una barra de pan, un café o una entrada de cine hace una década y lo que vale hoy. Pero es que, en un contexto inflacionario como el actual, además de que la capacidad de compra se ve mermada, los intereses reales percibidos son negativos. 

“El riesgo al dejar nuestro dinero en vehículos con intereses poco atractivos es la amenaza de la inflación, que hace que perdamos poder adquisitivo con el paso del tiempo.”

Conviene recordar que al rendimiento ofrecido por un vehículo financiero hay que restarle la inflación. Es decir, que si invertimos en un instrumento que ofrece un interés del 1% hay que descontarle la inflación, situada en enero en el 6%. ¡Echad cuentas!

¡Pon tu dinero a trabajar!

Por eso, solemos hablar del monstruo de la inflación, que, de forma silenciosa, va erosionando el ahorro inmovilizado haciendo que perdamos poder adquisitivo. Cómo ahorrar bien sin que nos perjudique el alza de los precios implica poner a trabajar el dinero en instrumentos capaces de batir la inflación, pero conociendo en cada caso las características, los riesgos y los beneficios del instrumento.

En definitiva, si entendiéramos cómo impacta la inflación en el ahorro, nos daríamos cuenta de que guardar el dinero en depósitos bancarios no es ahora mismo la mejor decisión a largo plazo. Ante esta forma de ahorrar, el sector ha de preguntarse, y entonamos nuestro mea culpa, qué hemos de hacer mejor en el ámbito de la educación financiera. ¿No la explicamos suficientemente bien las entidades bancarias que nos dedicamos a divulgarla? ¿No hay interés por parte de los ciudadanos? ¿Hay demasiada oferta? 

Por tanto, a la hora de poner a trabajar nuestro dinero y abordar una planificación financiera de nuestro ahorro que tenga en cuenta la inflación, hay que alargar los plazos de inversión y buscar aquellas soluciones de inversión que nos ayuden a batirla. Sin duda, ir de la mano de un profesional podría ser la manera de ayudarnos a tomar buenas decisiones financieras y a controlar nuestras emociones y miedos a la hora de invertir. 

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