¡Atención, spoiler! No existe ningún sistema de ahorro milagroso. Ni suizo, ni alemán ni neerlandés. Solo el acompañamiento de un buen asesor financiero, que nos ayude a planificar y a elaborar una estrategia eficaz, puede llevarnos a alcanzar (bien) esa ansiada meta. Es la clave. Con todo, últimamente se han convertido en tendencia y viralizado algunas prácticas para tal fin. Aquí te las vamos a apuntar, ahondando en el Kakebo, el método de ahorro japonés.

¿Qué es el método Kakebo?

Kakebo es un método de ahorro japonés. Conocido también como Kakeibo, literalmente significa “libro de cuentas para la economía doméstica”. Porque, en esencia, no es más que eso: un registro en el que, meticulosamente y divididos por categorías, se apuntan todos los ingresos y desembolsos que puedan existir en un hogar, tanto fijos como variables.

La finalidad principal de este sistema es tener controladas las finanzas. Ser consciente acerca de adónde va cada céntimo para reducir o evitar algunos gastos superfluos, como los hormiga o fantasma, y las espirales de consumo. Para identificar patrones y optimizar el uso del dinero y poder, así, organizar las cuentas de forma efectiva y establecer unas metas de ahorro realistas. 

¿Cómo surge este sistema de ahorro japonés? 

El Kakebo fue creado a principios del siglo XX por la primera periodista japonesa de la historia, Motoko Hani. Lo concibió como una herramienta para que las mujeres de su país, principales encargadas de organizar la economía doméstica, pudiesen gestionar el dinero de una forma eficiente, ya que este sistema de ahorro japonés promueve una mayor conciencia del gasto. Para ahorrar y, también, para promover la independencia y la autosuficiencia financieras. 

Desde este origen y objetivo primigenio, ha ido evolucionando. Así, aunque ahora se extiende más allá del hogar y se aplica en otros contextos, se ha mantenido arraigado a la cultura japonesa y ha conservado su esencia.

Qué tiene en cuenta el sistema de ahorro japonés

El principal propósito del Kakebo es identificar patrones de consumo. De ahí que tenga en cuenta tres variables. Por una parte, los ingresos del hogar; por otra, los gastos, y, finalmente, el plazo temporal en el que se dan. 

En cuanto al primero, se debe anotar el dinero que entra en la casa. Desde nóminas a rentas de uno o varios alquileres o productos de ahorro, retribuciones y extras, por poner algunos ejemplos. Si se trata de ingresos fijos, no hay ningún tipo de duda o problema: son los que son. Si hablamos de variables, deben ajustarse al máximo a la realidad. 

Sobre los gastos, los distribuye en cuatro tipos:

  • Indispensables o de supervivencia. No se pueden eludir, aunque se pueden reducir buscando alternativas o formas de consumo más económicas. En este apartado encontramos la cuota de la hipoteca o algún préstamo, el alquiler de la vivienda, el dinero que se destina a la alimentación o al transporte, las facturas del agua, el gas o la luz, los relacionados con criar un hijo y sus estudios (como los de la universidad), medicinas…
  • Opcionales o extras. Nos referimos a aquellos que no son imprescindibles pero que nos alegran el día e, incluso, la semana o el mes. Se encuadran en ellos los costes de salir a comer o a cenar con la familia o amigos, ir de compras, un desayuno o café, etc.
  • Culturales. En este apartado se refleja el dinero que invertimos en libros o en entradas para museos, teatros, cines y conciertos, entre otros.
  • Imprevistos o límite. Son inesperados. Por citar algunos, la típica multa por aparcar encima de la acera (solo fueron cinco minutos, de verdad, esa lavadora o nevera que se estropean y debemos renovar, la reparación del ordenador que ha petado… Para estos casos siempre es muy recomendable disponer de un fondo de emergencia.

Por último, la tercera variable, que no es otra que los plazos temporales en los que llegan los ingresos y se dan los gastos. Básicamente, los divide en tres: mensuales, semanales y diarios. Y ahora sí. Vistos estos tres factores, estos conocimientos básicos, ya se puede empezar a estructurar el sistema Kakebo de un hogar. 

Cómo funciona el Kakebo paso a paso

Veamos cómo funciona el método Kakebo y qué necesitas para aplicarlo desde hoy mismo, porque es relativamente sencillo. Si bien existen plantillas y libros o guías que podemos descargar o comprar, en realidad solo se requiere de una libreta y un lápiz o bolígrafo. Porque, más que a través de una hoja de cálculo u otro patrón informático, se recomienda ejecutarlo a mano, ya que así se acrecientan las conexiones cerebrales y se es más consciente de todos los movimientos.

Además, también se necesitarán grandes dosis de constancia, paciencia y dedicación. Porque, como libro de cuentas que es, en él quedarán anotados por escrito todos y cada uno de nuestros ingresos y gastos. Del más destacado al más insignificante. 

Aunque la organización de un libro Kakebo se puede tunear en función de las necesidades de su titular, este sería un paso a paso básico:

  1. Registrar todos los ingresos que entren en un hogar.
  2. Anotar los gastos diarios. Todos. Desde los referentes a las financiaciones o facturas que puedan llegar hasta la cesta de la compra, el café que podemos tomar en una cafetería, la barra de pan para el desayuno o la merienda, una compra en una tienda física o de internet, una cena con amigos, la entrada a una fiesta de tardeo
  3. Clasificar los pagos según las categorías que establece el Kakebo. Recordamos: indispensables, opcionales, culturales e imprevistos. Se puede utilizar un color para distinguirlos e identificar más ágilmente cada uno de ellos. 
  4. Hacer el balance semanal. Sumar todos los gastos de los últimos siete días en cada una de las categorías e indicar a cuánto han ascendido. 
  5. Cerrar el mes. De nuevo, sumar los gastos por bloque para determinar el global y analizarlos uno a uno pero, ahora, de los últimos 30 días, y ver cuáles se pueden reducir o ajustar para modificar hábitos y mejorar la economía. 
  6. Establecer un objetivo de ahorro mensual para, a nivel psicológico, reforzar el compromiso y la motivación con el método Kakebo. 

¿Quién puede beneficiarse de este método y de la planificación financiera?

El Kakebo no es la panacea: su aplicación no va a solucionar por arte de magia los problemas de dinero, si los hubiera, y no va a multiplicar de forma exponencial los ahorros de nadie. Lo que no podemos negar es que puede convertirse en un punto de partida para poner orden a las finanzas personales más cotidianas. Porque a través de esta práctica se adquiere conciencia acerca de en qué se gasta el dinero.

Con todo, si el propósito real de una persona es ahorrar, el Kakebo, como sucede con otros métodos, se queda corto. Para hacerlo bien deben entrar en juego diferentes variables. 

Primero, las manos y los conocimientos de un buen asesor financiero. En el caso de Banco Mediolanum, nuestros Family Bankers, profesionales del sector con vastos conocimientos sobre el funcionamiento de los mercados. 

Así es cómo, gracias a esta visión experta y global, pueden ayudarnos a diseñar una planificación financiera, de acuerdo con nuestras necesidades, objetivos y perfil; y a tomar decisiones, sin dejarnos influir por las emociones. Para, finalmente, sacar el máximo provecho a nuestras finanzas.

Otros métodos de ahorro

Más allá del Kakebo existen otros sistemas de ahorro que se han viralizado a través de las redes sociales por su exotismo, historia o las posibilidades que algunos pseudoexpertos han visto en ellos. Te listamos un par más:

  • Regla del 50-30-20: destinar el 50 % de los ingresos del hogar a gastos básicos, el 30 % a caprichos y el 20 % restante al ahorro. 
  • Método de las 52 semanas: Consiste en ir guardando dinero por semanas. La primera, un euro; la segunda, dos, y así, hasta las 52 que tiene un año. Teóricamente, el acumulado anual rondará los 1.378 euros. 

Todas estas técnicas de ahorro son aparentemente sencillas y tienen cierto halo de éxito. Pero, insistimos, no garantizan una estabilidad financiera. Para ahorrar e invertir de forma coherente tenemos que movernos por terrenos reales y dejarnos acompañar por profesionales del asesoramiento financiero. Y no nos debemos dejar llevar por trending topics o sistemas de moda que en ocasiones pueden volverse cantos de sirena.

(Visited 45 times, 19 visits today)
Share This