Nuestro cerebro ha evolucionado a lo largo de miles de años y muchas de nuestras emociones actuales tienen origen en un miedo ancestral: el del hombre primitivo huyendo de los depredadores para salvar la vida.

Hoy en día, no hay leones acechando tras las esquinas, pero no faltan incertidumbres y riesgos que nos provocan miedos a diario.

El león de estos días se llama coronavirus y ha activado los mecanismos lógicos del miedo en las múltiples facetas de la vida: miedo a perder la salud, el trabajo, el dinero, el futuro…

A pesar de la evolución de la humanidad, la respuesta de nuestro cerebro es muy similar a la que generaba un león de carne y hueso, esto es, salir corriendo, huir… Y esa solución no siempre es la más adecuada para los peligros del hombre moderno.

La crisis actual del coronavirus ha despertado en la sociedad el miedo a lo desconocido: qué va pasar con la economía, nos preguntamos. Y si hablamos de inversiones, el miedo a perder los ahorros. Incluso podríamos hablar de pánico, dada la virulencia de la pandemia.

Tres recomendaciones ante la incertidumbre

En el caso de los ahorros e inversiones, lo importante es no tomar decisiones guiados por las emociones sino desde la racionalidad. Ante una caída de los mercados, nuestra parte racional nos dice que es una buena ocasión para invertir en fondos de inversión o para comprar barato, pero lo habitual es salir huyendo, vender todo y deshacer nuestras posiciones.

Para evitar dejarnos llevar por la emoción y conseguir una toma de decisiones racional, los profesionales como Pedro Bermejo, neurólogo y especialista en neuroeconomía, hacen tres recomendaciones:

INFORMACIÓN

Cuanta más información tengamos, mejores decisiones seremos capaces de tomar. Pero en situaciones como la actual circula una gran cantidad de información incorrecta, inconcreta o directamente falsa. Por eso necesitamos tener acceso a información real, y acudir a las fuentes oficiales y profesionales para ser capaces de tomar la decisión correcta.

TIEMPO

En situaciones de miedo que afectan a un grupo de personas se tiende al efecto manada, es decir, a tomar decisiones arrastrados por lo que hacen los demás. Para evitarlo, lo mejor es esperar un tiempo antes de tomar una decisión. El efecto manada se desarrolla tan solo durante un periodo limitado de tiempo, con lo que debemos superar ese primer momento emocional para tomar la pausa que requiere una decisión más racional.

AYUDA

Debemos ser conscientes de que no podemos saber de todo ni podemos ser expertos en todos los temas, por lo que es básico recurrir a la ayuda de los expertos antes de tomar una decisión. Dejarse guiar por un especialista –―como un asesor financiero profesional― es una buena manera de evitar tomar decisiones emocionales. Alguien que no tiene ningún vínculo emocional con tu dinero aportará soluciones más racionales que si eres tú quien tiene que hacerlo.

El acompañamiento de un profesional de las finanzas, como los Family Bankers de Banco Mediolanum, te permitirá contextualizar y filtrar la información económica con rigor, tomarte tu tiempo para tomar decisiones sobre tus finanzas y hacerlo, además, sin dejarte llevar por ningún tipo de emoción o ruido externo.

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