¿Qué tienen en común la ciencia de la motivación y el ahorro? Hemos pasado de trabajar en un sistema de recompensas y castigos a tener la necesidad de recibir, además de un sueldo, una serie de estímulos que pongan a prueba nuestras capacidades. Esto es lo que algunos teóricos han denominado la ciencia de la motivación.
¿Pasa lo mismo con el ahorro? ¿Va más allá de lo puramente económico? ¿Dónde están tus estímulos? ¡Te lo contamos!
El experimento de la vela
¡Atentos al ejemplo! Pink explicó esto con el denominado experimento de la vela. Propuso a un grupo de estudiantes fijar una vela a una pared con la ayuda de unas cerillas y una caja de chinchetas, evitando que la cera goteara sobre una mesa. La mayoría fracasaba cuando derretía la vela para pegarla a la pared. Si, en cambio, se les ponía delante la caja de chinchetas vacía, casi todos la veían como una plataforma para enganchar la vela a la pared con las chinchetas.
Algunos científicos pusieron a prueba a dos grupos: uno incentivado y el otro no. El primero pensaba más lento porque la compensación solía frenar su creatividad. En cambio, cuando al grupo incentivado se le presentaba la caja vacía, resolvían el reto igual de rápido que los segundos. Para Pink, la solución no está en compensar o castigar, sino en la fuerza de “hacer las cosas por su propio interés, porque importan”. Porque al final lo importante es estar motivados durante el proceso y, así, la satisfacción llega cuando has conseguido tu propósito. Igual pasa cuando ahorras, necesitas una motivación para ello.
¿Qué pasa con el ahorro?
Muchas veces buscamos la necesidad de separar parte de nuestros ingresos sin un estímulo concreto y firme que nos haga ser constantes. Un buen método es ponerle nombre a nuestro objetivo: vacaciones, jubilación, universidad o ese regalo soñado. Un incentivo que puede ser muy útil para que aprendamos a ahorrar desde niños.
Lo habitual es que, durante el proceso, echemos en falta el consejo de alguien de confianza, que nos ayude a gestionar nuestro dinero de la mejor manera, que nos recuerde que ese ahorro no es solo dinero apartado en una cuenta corriente, es un posible sueño, una motivación. Descubrir que hay profesionales cercanos y dispuestos a apoyarnos y motivarnos, como los Family Bankers de Banco Mediolanum, hace más fácil el camino para alcanzar nuestras metas. ¿Aún lo dudas? ¡Pon nombre a tu sueño!
La ciencia de motivación de la que hablaban Edward Deci o Daniel Pink es válida para etiquetar nuestros sueños. ¡No basta con conformarnos con un “es lo que toca”! Necesitamos un propósito y creatividad para llevarlos a cabo. El resultado será más positivo de lo que pensamos, pues, como decía el escritor inglés Samuel Johnson: “el hombre que sabe gastar y ahorrar es más feliz, porque disfruta de ambas cosas”.
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