El estrés forma parte del día a día de muchas personas y afecta en muchos ámbitos de la vida, también en el de las finanzas. De hecho, es uno de los grandes obstáculos en la toma de decisiones en la inversión que pueden llegar a perjudicar nuestro patrimonio. El estrés está considerado como la enfermedad del siglo XXI, derivada de un ritmo de vida vertiginoso. La necesidad de producir y de consumir, la constante conectividad a redes sociales y la sobreexposición a estímulos de todo tipo hacen que suframos una ansiedad constante, muy difícil de manejar si no renunciamos a esa inmediatez.
“El estrés financiero se entiende como la angustia y presión ante una situación económica llena de incertidumbre o como consecuencia de dificultades económicas”
¿Qué es el estrés financiero?
Entrando de lleno en el concepto, el estrés financiero se entiende como la angustia y presión ante una situación económica llena de incertidumbre o como consecuencia de dificultades económicas.
El estrés financiero —también conocido como ansiedad financiera— puede provocar insomnio, depresión, alteraciones del sistema inmunitario o problemas cardiovasculares, entre otras afecciones. Tal y como explica un estudio elaborado por Cigna, “toda esta sintomatología, unida a la falta de concentración, sensación de cansancio constante o cambios de comportamiento (irritabilidad, apatía, tristeza, etc.) también podrían afectar aspectos clave para el bienestar emocional: la familia, el entorno social y el contexto laboral”.
A nivel psíquico, el estrés financiero puede alterar nuestros pensamientos y sentimientos, e incluso modificar nuestro comportamiento y carácter. La irritación constante y la falta de paciencia suelen ser dos indicativos de que una persona está sometida a un estrés acuciante. Además, enfermedades como la ansiedad o dolencias de tipo cardíaco pueden agravarse o desarrollarse más velozmente a causa del estrés elevado y continuo.
¿Cómo evitar el estrés financiero?
Cuando el estrés financiero depende de una situación económica global, una estrategia adecuada y acorde a nuestro perfil puede ayudarnos a combatirlo de una forma mucho más serena. Cuando se trata de una mala planificación de las finanzas personales, también es posible reducirlo tomando las medidas oportunas,
En este último caso, y como si de una empresa se tratase, el análisis exhaustivo permitirá detectar vías de pérdidas y el impulso financiero en función del perfil y objetivos de cada uno. El mal control de las finanzas personales es una causa de estrés financiero que tiene solución, por lo que la vuelta a la tranquilidad económica en esos casos debería ser más factible.
Establecer nuestro perfil de riesgo
Una manera de evitar el estrés financiero es fijar nuestro perfil de riesgo, que es la relación entre los beneficios que se pretende obtener y los riesgos que se está dispuesto a asumir. En función de ello, cada inversor podrá identificarse con un perfil más o menos conservador, moderado o dinámico. Esto le permitirá mantener una coherencia entre las soluciones financieras más adecuadas a su situación y circunstancias reales, y los objetivos que pretende alcanzar.
“Una estrategia adecuada y acorde a nuestro perfil puede ayudarnos a combatir el estrés financiero de una forma mucho más serena”
La importancia de diversificar las inversiones
Otro de los aspectos fundamentales para que el estrés financiero se vea reducido es poner el foco en la diversificación de las inversiones. Es una estrategia que persigue equilibrar nuestras inversiones y darles más oportunidades, y minimizar la volatilidad, algo que podría disminuir los niveles de angustia.
Diversificar en las inversiones para reducir el estrés financiero supone diferentes impactos:
- Mitiga el riesgo: al repartir las inversiones en función del horizonte temporal de nuestros objetivos (corto, medio y largo plazo). Si diversificamos entre títulos, si aplicamos una diversificación geográfica y por sectores. Si también tenemos en cuenta a las empresas y los sectores emergentes, y los mercados con mayor potencial de crecimiento. Y si combinamos diferentes instrumentos de inversión, aquello de “no poner todos los huevos en la misma cesta”.
- Ayuda a reducir la volatilidad: invertir en clases de activos, combinar renta variable, renta fija, alternativos, etc., puede ayudar a disminuir la volatilidad y la incertidumbre.
- Ayuda a ligar tus inversiones a la evolución de la economía mundial.
Igual que hablamos de acudir a un especialista al menor síntoma de estrés, la terapia ante el estrés financiero recomienda la participación de un experto en la materia. Un asesor financiero, como los Family Bankers de Banco Mediolanum, podrá ayudarnos a calmar la ansiedad. Nuestra salud (también la financiera) lo agradecerá, ya que, con un asesoramiento personalizado y de confianza, ganaremos en estabilidad y nos acercará a nuestras metas.