¿Cuántas veces te han dicho “tienes que ahorrar”? Desde pequeños, ¡una y otra vez! Y de adultos, mucho más. Pero… con la realidad hemos topado. Que si la hipoteca, las pensiones, el máster de tu hijo, el préstamo para poner en marcha tu start-up… Todas estas metas hacen que la idea de ahorrar se nos haga tremendamente cuesta arriba.
Piénsalo: ¿qué sueles decirte a ti mismo para no tener que ponerte a hacer números? Así no vas a ninguna parte… ¡Es el momento de identificar las situaciones que te impiden tener tu colchón de dinero y cambiar tus hábitos de ahorro! Sigue leyendo y… ¡déjate de excusas!
Decálogo de excusas más habituales que no te dejan ahorrar
Atención a las excusas más típicas que, sé honesto, están siendo el freno para que alcances tus metas.
- “¡No me da el sueldo!”. Tendemos a pensar que la remuneración por nuestro trabajo no es lo suficientemente alta para ahorrar. Pero ¿qué tal si pruebas a separar una pequeña parte de la nómina, aunque sea mínima, de manera automática cada mes? ¡Te sorprenderá descubrir que tu visión es demasiado pesimista!
- “El futuro está lejos”. Una de las más habituales… y es lógico, el futuro parece lejano pero ¡el tiempo vuela! Tu jubilación está más cerca de lo que crees… y es muy necesario empezar a ahorrar para disfrutarla. Estarás de acuerdo en que no es lo mismo empezar a los treinta que hacerlo diez años antes de jubilarte. El tiempo y la constancia son las claves para hacer crecer poco a poco nuestros ahorros.
- “Ya es tarde, soy demasiado mayor”. ¡Error! ¡Nunca es demasiado tarde! ¡Qué excusa tan conformista! Nunca es tarde para que tus ahorros trabajen. Desde luego, la peor opción es no hacer nada con el dinero, ya que la inflación es nuestro peor enemigo.
- “Tengo demasiados gastos que afrontar”. Esta es muy comprensible. Seguramente tienes una hipoteca o acabas de sufragar los costes de la matrícula de la universidad de tu hijo. Por no hablar de la reparación del coche o las vacaciones de verano. Tienes razón, es complicado ver más allá de una situación económica que quizá te supera. Para eso existe la figura del asesor financiero, un profesional de confianza que realiza contigo un plande ahorro personalizado. Con él, ¡puedes!
- “No me resisto a las ofertas y las gangas”. ¿Quién no se deja seducir por el Black Friday o las rebajas de enero? El problema viene cuando, al final, nos convertimos en adictos a las compras baratas y castigamos bastante a nuestra tarjeta de crédito. A final de mes… ¡zas! ¿Has pensado en utilizar la tarjeta de crédito con cabeza? Eso sí, te mereces un capricho de vez en cuando.
- “Es mejor disfrutar ahora que luego, nunca se sabe”. La excusa del carpe diem, pero precisamente porque solo se vive una vez, ¡vive tranquilo toda tu vida! ¿Qué tal si eliges la vía de la previsión mejor que la de la reacción cuando sea tarde? No solo te hablamos de la vejez, sino también de imprevistos: una caldera rota, una visita urgente al dentista… ¡Haz algo ya para que no te pille el toro!
- “No confío en mi banco”. ¡Hay bancos y bancos! Importante: cuando elijas uno, fíjate en su ratio de solvencia; este te dará mucha tranquilidad respecto a tus ahorros. Asegúrate de que tu entidad trabaja de verdad por tus intereses y se preocupa por ofrecerte las soluciones que estén hechas para ti y tus circunstancias.
- “No tengo tiempo”. Sí, el ritmo de vida actual es frenético, pero seamos sinceros, esta excusa ha quedado obsoleta. No tienes por qué estar solo planificando tu vida financiera. Si no, ¿para que existe la figura de un asesor financiero? Como los Family Bankers de Banco Mediolanum, profesionales cualificados que están a tu disposición siempre que los necesites; y siempre es siempre, fines de semana incluidos. Son ellos los que se adaptan a tus tiempos, tus necesidades y a tu situación. ¿Qué más se puede pedir?
- “Los depósitos ya no dan nada”. Te damos la razón. Pero ¿dónde está escrito que solo existen los depósitos para ahorrar? Actualmente, los métodos tradicionales y de perfil conservador no nos aportarán a corto plazo la rentabilidad que deseamos. No hay ninguna varita mágica con la que, sin casi arriesgar, podamos multiplicar nuestros ahorros. Pero ¿te vas a quedar así o vas a dar un paso más allá?
- No sé cómo invertir” o “me parece arriesgado”. Lo más normal es que, cuando nos iniciamos en mundo de la inversión nos dejemos llevar por los sentimientos, pero es un error, no dejan de ser trampasque engañan a nuestra mente. Invertir no tiene por qué ser arriesgado si se hace pensando en el largo plazo, diversificando los ahorros y con tu asesor financiero al lado.
Seguro que te has sentido identificado con alguna excusa; de hecho, tal vez con más de una. No te preocupes, es normal, nos pasa a todos. Pero tienes que despertar; a estas alturas, ya no valen las excusas. Ya lo ves, sin excusas, ¡tú también puedes ahorrar y cumplir tus sueños!
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