cómo ser asesor financiero

Es el deseo de todos en estos últimos años tan complejos: cada vez hay más ahorradores que buscan un asesor financiero. Alguien que te ayude a entender la situación económica, que te acompañe y dé solución a tus demandas de ahorro e inversión. Una tendencia que va a más por la difícil situación que atraviesa el sector bancario y que ha abierto la puerta a la incorporación de nuevos profesionales. 

Muchos de ellos han visto que pueden dar un giro profesional, convertirse en sus propios jefes y gestionar sus carteras en función de los intereses de sus clientes. Algo que define qué significa ser Family Banker, que es el nombre del asesor profesional en Banco Mediolanum.

Incorporación desde otros sectores

Desde hace un tiempo, la figura del experto en finanzas ha ido cambiando de forma lenta pero profunda. Y es que muchos de los nuevos profesionales que se están sumando al oficio ya no proceden exclusivamente del sector financiero.

En Banco Mediolanum hay varios ejemplos. Es el caso de dos asesores financieros que ejercen en Barcelona desde hace dos años. Por un lado, Ricard, de formación universitaria y trayectoria en el sector de las Relaciones públicas y el Marketing. Por el otro, Rodrigo —grado universitario en Administración y Dirección de Empresas—, que desarrollaba su actividad en el sector del renting. Otro ejemplo es José, valenciano y Máster en Gestión de Tesorería y Negociación Bancaria, que se dedicaba a la gestión de empresas antes de incorporarse a la familia de Banco Mediolanum hace casi un par de años. Y por último, Charo, una sevillana con un posgrado en Marketing online, que llegó al banco en febrero de 2019 cansada de las relaciones públicas y la comunicación y que conocía la entidad porque era cliente. 

“Un ingeniero, un gestor de empresas o una clienta del banco con experiencia en marketing online son ejemplos de profesionales que se han sumado al proyecto”

Un salto con red: formación y apoyo

Todos ellos se acercaron con las mismas dudas y expectativas que el resto de Family Bankers sobre cómo ser asesor financiero. En su caso, porque carecían de experiencia comercial, además del miedo añadido de pasar de tener una nómina a generar sus propios ingresos en función de su empuje.

Sin embargo, todos demostraron aptitudes para desarrollar sus habilidades innatas para relacionarse y, sobre todo, la actitud imprescindible para ser asesor financiero, al igual que demostraron el resto de los profesionales que les han precedido.

Además, dos elementos les convencieron para compensar el hecho de no venir directamente del sector. Por un lado, la formación de calidad que proporciona Banco Mediolanum y, por el otro, estar rodeados de un equipo de profesionales dispuestos a apoyarles en todo momento con herramientas comerciales, apoyo emocional y acompañamiento constante, sobre todo en la fase inicial con sus primeros clientes. Además de la motivación extra que te da el buen ambiente cuando desarrollas tu oficio a gusto.

“La formación de calidad y la pertenencia a un equipo dispuesto a acompañarlos en todo momento les convencieron para unirse al proyecto”

Esa exhaustiva formación es lo que, según reconocen todos, les ha abierto las puertas de sus nuevos clientes. De hecho, muchos de sus primeros contactos ya sabían que estaban a punto de conseguir la certificación de EFPA —uno de los certificados más prestigiosos del asesoramiento financiero—, algo que aporta una solidez sobre sus conocimientos y, a la vez, confianza a las primeras personas que decidieron dejarse asesorar por ellos. Coinciden, eso sí, en que tuvieron que aplicar dosis de paciencia al principio para romper los recelos previos que genera un giro profesional. Un cambio positivo porque, al mismo tiempo, les aportó alegría y confianza.

Y luego, algo indispensable. Contar con el apoyo del banco y de los Family Bankers de sus equipos. Una herramienta decisiva para saber cómo encarar el día a día, cómo afrontar las entrevistas, cómo planificar y mejorar sus carteras. 

Eso sí, todos ellos —como el resto de los asesores— han aprendido a encarar el reto de llamar a sus primeros potenciales clientes y empezar a construir una cartera basada en la confianza y en el asesoramiento profesional. “Se trata, simplemente, de atreverse y hacer que la conversación fluya de manera natural”, dice Charo, de Sevilla. Una vez se depura el procedimiento, todo se vuelve más sencillo, coinciden. El resultado es tan positivo que ninguno piensa en volver a cambiar de oficio.

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