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¿Será mi pensión suficiente? Esta es la gran pregunta a la que nos enfrentamos los que ahora somos adultos. La respuesta no es fácil: mantener la viabilidad del sistema actual sin que, a la vez, esto condene a muchos más sacrificios a las generaciones que trabajamos ahora resulta complicado.

La recomendación del FMI es continuar con medidas que incentiven trabajar durante más años (y, en consecuencia, cotizar más), pero también fomentar el ahorro complementario. Si a esto añadimos el hecho de que la esperanza de vida crecerá, ¿cómo podremos asegurar nuestra jubilación sin sentirnos con la soga al cuello?

Planificar tu jubilación: prepara tu futuro sin olvidar tu presente

A no ser que nos queden muy pocos años para ser pensionistas, ponernos en perspectiva sobre qué recibiremos y qué necesitaremos en la jubilación es más complicado. Esta incertidumbre debe servirnos como aliciente para destinar desde ya parte de nuestros recursos presentes a ese ahorro futuro. Por ello, la planificación económica de la jubilación debe tener como base un análisis continuo de nuestras necesidades y situación financiera que conviene actualizar con relativa frecuencia. Para realizar este seguimiento resulta de gran apoyo tener a un profesional de las finanzas a nuestro lado para tomar las mejores decisiones.

Esto es así porque nuestros condicionantes van cambiando y, con, ello, también lo harán los objetivos, los ingresos y los gastos que tengamos que afrontar. Para ello, deberíamos tratar el ahorro para la jubilación como si fuera otro gasto que tenemos que pagar cada mes, como si se tratase de un recibo.

Productos para la jubilación: ¡no solo existen los planes de pensiones!

En el mercado tenemos todo un abanico de alternativas, lo importante es que contratemos el producto o los productos más adecuados a nuestras necesidades… ¡toma nota!

PIAS

Los Planes Individuales de Ahorro Sistemático (PIAS) son seguros individuales de ahorro a largo plazo que tienen la finalidad de constituir una renta vitalicia (o también capital) que podrá percibirse a partir de la edad fijada en el contrato (la cual puede o no coincidir con la edad de jubilación). Tiene que transcurrir un mínimo de 5 años desde la primera aportación realizada para conseguir beneficios fiscales.

Fiscalmente existe una clara diferencia entre ellos y los Planes de Pensiones y los PPA (¡los cuales vamos a explicarte a continuación!): las aportaciones no reducen la base imponible del IRPF pero, en cambio, cuando se cobra la prestación como renta vitalicia, los rendimientos generados están exentos de impuestos (siempre que el cobro de la renta empiece como mínimo cinco años después del pago de la primera prima, que el tomador del seguro, el asegurado y el beneficiario sean la misma persona y que las primas pagadas no superen los 8.000 euros anuales hasta un total acumulado de 240.000 euros).

Seguros de Ahorro

Se trata de un seguro de vida en el que una parte de lo que se paga cubre el riesgo de fallecimiento y/o invalidez del asegurado. El resto de las primas va a un sistema de ahorro. No es un producto que obligue a su rescate llegado el momento de la jubilación, ya que podemos acceder al capital acumulado, y las condiciones de rentabilidad se pactan de antemano. Fiscalmente, las aportaciones no son desgravables en el IRPF ni permiten el traspaso entre productos, pero sí es posible una importante reducción de los impuestos si se cobra en forma de renta vitalicia, dependiendo de la edad del asegurado.

Fondos de inversión

Para algunos clientes, por su vocación a largo plazo, los fondos de inversión pueden ser otra buena alternativa de ahorro. El funcionamiento es similar al de los planes de pensiones, ya que podemos diversificar y traspasar productos sin pagar impuestos hasta su venta. Con los fondos de inversión no hay problemas de liquidez, podemos venderlos en cualquier momento, pero, a diferencia de los planes de pensiones, no tenemos beneficios fiscales de las aportaciones ni tampoco penalizaciones.

Planes de pensiones

Y llegamos al producto que seguro que conoces, el plan de pensiones, un producto financiero claramente finalista que busca conseguir un capital o renta cuando se alcanza el objetivo para el que fue creado: jubilación, incapacidad o fallecimiento del beneficiario; en este último caso se transmiten los derechos consolidados a sus herederos.

Los planes de pensiones tienen una clara ventaja financiera: podemos reducir las aportaciones anuales en nuestra base imponible de trabajo o de actividades profesionales hasta un límite de 8.000 € anuales o el 30% de nuestra base imponible por trabajo o actividades profesionales (el menor de ambos).

Hasta que se produzca el rescate, podemos traspasarlo a otro producto sin pagar impuestos por ello. Esto nos permite diferir el pago de impuestos al momento del rescate y acumular todas las ganancias brutas, las cuales, a su vez, generan más beneficios. A la hora del cobro se tributará como un rendimiento de trabajo o de actividad profesional en el IRPF.

 

En cualquier caso, si empiezas a pensar en la jubilación cuanto antes, tu esfuerzo como ahorrador será menor año tras año. No solo el ahorro por las aportaciones podrá ser mayor, sino que también lo será el rendimiento que obtendrás. En todo este proceso de preparación de tu segunda juventud recuerda que el papel de un asesor financiero es de gran ayuda, pues un experto en finanzas te apoyará para decidir qué producto o productos se adecuan más a tus necesidades. ¡No hay tiempo que perder si quieres conseguir la jubilación que te mereces!

Antonio Gallardo, analista de iAhorro.com

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