inviertes o especulas
Muchos de nosotros optamos por entrar en el mercado para poder aumentar nuestro patrimonio o para obtener una mayor rentabilidad de nuestro ahorro. No obstante, existen dos formas de definir nuestra actividad: invertir o especular. A menudo, como inversores novatos solemos confundir los términos, debido a que estos se suelen emplear indistintamente en el lenguaje financiero. Sin embargo, como veremos a continuación, no son lo mismo.

Si tienes dudas… ¡Te aclaramos el significado y las diferencias entre invertir y especular!

Diferencias entre invertir y especular

El significado de inversión se puede definir, tal y como indica el best seller Security Analysis de Benjamin Graham y David Dood, de la siguiente manera: “Una operación de inversión es la que, después de un análisis exhaustivo, promete una seguridad del capital y un rendimiento satisfactorio. Las operaciones que no cumplen con estos requerimientos son especulativas”. Y la mayoría se basan en la búsqueda del beneficio por la diferencia de precios.

Es decir, no es lo mismo invertir que especular. Los inversores y los especuladores actúan de manera del diferente. El inversor no se centra en los movimientos del mercado en el corto plazo, sino en la rentabilidad del largo plazo. Por el contrario, el especulador solo compra si previamente el precio del instrumento financiero se incrementa. Sin esa premisa, el especulador no interviene, ya que es un seguidor de tendencia nato.

¿Cómo afecta la especulación en el mercado? 

Este tipo de comportamientos tienen su repercusión en la evolución de los mercados financieros. Pensemos que, si parte del mercado sigue la tendencia instaurada mediante una demanda especulativa, se influye en él dilatando esta tendencia en periodos tanto alcistas como bajistas. Sin embargo, esta actitud tiene un elevado riesgo, ya que a menudo el especulador queda atrapado en la exuberancia irracional del mercado, lo que le vuelve especialmente vulnerable ante posibles giros.

Los especuladores persiguen el beneficio en el corto plazo en operaciones alcistas o bajistas mediante el diferencial de precios de entrada y salida. Para ello ejecutan sus decisiones a partir del estudio previo de los precios de un instrumento financiero determinado, así como los volúmenes históricos y las noticias recientes. 

Especulador vs inversor 

¿Y cómo actuaría un especulador frente a un inversor ante un mismo escenario? Comprobémoslo con un ejemplo. Imaginemos que aparece una noticia sobre el incremento de las tensiones en Oriente Medio, y existe la posibilidad de que eso afecte al recorte de la producción del petróleo. Dado que el especulador busca esa oportunidad en el corto plazo, tiene claro cómo comportarse. Menos producción implica un incremento de las cotizaciones, de modo que no tardará en adquirir puntualmente activos relacionados con el crudo para aprovechar la previsible subida del precio en los mercados.

Por el contrario, el inversor no busca el beneficio en el corto plazo. Por ello, tiene una estrategia de inversión marcada que seguirá sean cual sean las noticias que reciba, ya que está enfocada a conseguir resultados a largo plazo. Ante las tensiones en Oriente Medio, lo que haría el inversor es analizar aquellas empresas, con buenos cimientos que están sufriendo en sus cotizaciones la volatilidad del petróleo en el corto plazo para tratar de comprar acciones de ellas. “Buenas empresas a buenos precios” es la filosofía dominante para el inversor. 

Diferencias sustanciales en la rentabilidad

¿Cuál de los dos comportamientos es el que ofrece más posibilidades de generar una mayor rentabilidad? Si nos centramos en el largo plazo, la verdadera inversión, históricamente, tiende a generar un resultado positivo y sustancialmente mayor que las rentabilidades que pueden ofrecer depósitos, la renta fija o bien los niveles de inflación. Con la especulación no podemos tener un resultado predecible. A veces pueden generar notables beneficios, mientras que en otras ocasiones se pueden generar elevadas pérdidas, debidas muchas veces a los sesgos emocionales que influyen en nuestra toma de decisiones. Es como apostar a un todo o nada.

Ahora ya tendrás muy clara la importancia de centrarse en el largo plazo. Recordemos que la especulación no tiene tantas posibilidades de ofrecer una mejor rentabilidad que las inversiones reales, pues entrar y salir del mercado de manera recurrente conlleva a pagar comisiones que reducen finalmente la rentabilidad obtenida. Con todo esto seguro que ya has salido de dudas y sabes si especulas o inviertes. O mejor, qué quieres ser: ¿especulador o inversor?

Además, si deseas sacar todo el jugo a tus ahorros, la mejor manera de invertir es contando con un asesor financiero que esté a tu lado y te apoye en las decisiones de inversión, con una buena estrategia mediante una metodología acorde con tus necesidades y con una planificación en función de tus metas. ¡No seas esclavo de las emociones y deja de jugar a la ruleta con tus ahorros!

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