El año 2017 ha sido positivo para la renta variable española. Y te hablamos del caso español como ejemplo de mercado cercano, pero cualquiera es bueno para demostrar que los resultados llegan si se lleva a cabo una estrategia de inversión a largo plazo teniendo en cuenta ciertas premisas.
¿Quieres saber cuáles son? Hoy te las explicamos todas, para que puedas tomar buena nota y mejorar con ellas la rentabilidad de tus ahorros este año. ¡Lánzate a por tus metas!
2017: cierre en positivo de la bolsa española
El selectivo bursátil español consiguió firmar el pasado año un ejercicio en verde, ya que el Ibex 35 cerró en los 10.043 puntos, lo que supuso un avance del 7,40%. Esta rentabilidad ha quedado por encima del selectivo europeo EuroStoxx50, que ha sumado un 6,60%, por encima de su media del 5,1% anual. Y todo ello después de que los números rojos estuvieran presentes tanto en 2015 como en 2016 con caídas del 7,15% y del 2,01% respectivamente.
Por su parte, el MSCI World Index -representación de los valores de gran y mediana capitalización en 23 países de los mercados desarrollados- ofreció una rentabilidad del 20,11%. Sin embargo, esta rentabilidad está plasmada en dólares, por lo que si corregimos el efecto divisa por la apreciación del euro en el ejercicio pasado, la rentabilidad expresada en euros se situaría en el 7,51%, una rentabilidad ligeramente superior al selectivo español.
A pesar de que el 2017 estuvo marcado por el factor político como principal riesgo para el selectivo español (las elecciones francesas, el proceso de Cataluña o las negociaciones sobre el Brexit), todo ello no es más que el típico ruido de mercado que crea una volatilidad a la cual suelen reaccionar de forma emocional los inversores que solo piensan a corto plazo y que deciden salir del mercado de forma apresurada. Sin duda, es un gran error, ya que, por la falta de paciencia, se pueden perder grandes oportunidades de rentabilidad en un plazo más largo. Pongamos un ejemplo. Si un inversor, llevado por el pánico, hubiera decidido vender en 2016 decepcionado por las rentabilidades negativas, en 2017 hubiera sufrido un importante coste de oportunidad, es decir, el coste que le supondría no realizar la inversión. Una mala decisión, ¿verdad?
¿Qué beneficios ofreció la renta variable el pasado año?
Si tenemos en cuenta las cifras finales del Ibex 35, comprobaremos que una inversión de 10.000 euros estaría valorada en 10.740 euros a 31 de diciembre. Si a esta cifra se añaden los dividendos y su rentabilidad en el ejercicio, la inversión estaría valorada en 11.125 euros. Este dato revela que la renta variable española ha superado ampliamente al gran enemigo histórico del ahorrador, la inflación de los precios, puesto que el dato del IPC en diciembre de 2017 ha sido del 1,10%. En consecuencia, los inversores que se hayan mantenido en liquidez durante el año anterior han perdido poder de compra. Para entenderlo, una inversión de 10.000 debería ser valorada al finalizar el año, como mínimo, en 10.120 euros, por lo que toda cifra inferior supone una pérdida de capacidad adquisitiva.
Históricamente, la renta variable ha sido una estrategia efectiva para impedir que el avance de los precios deprecie el valor de nuestros ahorros y este año lo ha vuelto a demostrar. Recordemos que el Banco Central Europeo (BCE) establece como objetivo conseguir un nivel de precios cercano al 2% en el medio plazo, por lo que el inversor prácticamente está obligado a perseguir aquellas opciones de inversión que ofrezcan una rentabilidad superior al 2%, y entre ellas, la renta variable es el mejor activo que uno puede encontrar en el largo plazo.
Hablemos de la renta fija. El bono soberano español a diez años ofrecía a finales de diciembre una rentabilidad del 1,57%, es decir, niveles que se sitúan en medio del dato adelantado del IPC español en el mes de diciembre y del objetivo inflacionista del BCE en el medio plazo. Esta situación hay que juzgarla en su contexto, con un BCE especialmente activo en la compra de deuda soberana que ha alterado las rentabilidades en el mercado de deuda. Es tal la manipulación del mercado de deuda que el bono español hasta dos años cotiza con rentabilidades negativas… Una situación nunca vista en el mercado de deuda, fruto de una política monetaria tampoco nunca vista.
Ingredientes para una estrategia de ahorro a largo plazo
Entonces ¿cuál es la mejor estrategia a seguir? Aquella que reúna las mejores condiciones para aprovechar la volatilidad del mercado a nuestro favor y que incluya:
- La diversificación: es una de las máximas en el momento de invertir, debido a que nos permite mantener una correcta gestión de los niveles de riesgo de una cartera de inversión. Y diversificar en diferentes, títulos, territorios, sectores… para así evitar que la caída de, por ejemplo, una empresa, tenga un impacto notorio sobre el conjunto. ¿Para qué sufrir? ¡Mejor estar diversificados y dormir tranquilos!
- Las aportaciones periódicas: cuando el ruido de mercado lleva a una importante caída de los índices bursátiles, el inversor inteligente lo identifica como una oportunidad para comprar con mayor descuento e incrementar el importe de su aportación.
- La paciencia de confiar en el largo plazo y evitar dejarse llevar por las emociones. El inversor con visión a largo plazo, es decir, a 10 o más años, no se deja influir por los vaivenes del mercado, aprovecha las rentabilidades que perdería con una salida rápida del mercado por pensar a corto plazo y, además, cuenta con el respaldo de un asesor financiero, que le ayudará en la toma de decisiones a lo largo de su vida financiera y le acompañará en el camino hacia sus metas.
¿Qué nos espera en 2018?
Es más que probable que, como siempre, durante este año volvamos a presenciar momentos de tensión, incertidumbre o incluso miedo por alguna noticia inesperada y también momentos de un optimismo desbordante por la fuerte subida de una empresa, sector o índice bursátil. Pero el inversor debe apartar toda aquella emoción que pueda condicionarle en su estrategia y seguir con el piloto automático con las aportaciones periódicas en este nuevo ejercicio.
Una de las frases más célebres de Warren Buffett, el mayor inversor de todos los tiempos, es: “Quien está sentado hoy a la sombra es gracias a que alguien plantó un árbol hace mucho tiempo”. Por lo tanto, a pesar de todas las vacilaciones que suframos en el momento de hacerlo, invertir compensa y permite que la inflación no mengüe el valor de nuestros ahorros, que tanto sacrificio nos ha costado conseguir. Quizá de un año a otro sea difícil valorar el potencial de esta decisión, pero el horizonte temporal debe trasladarse al largo plazo, dejando que el interés compuesto sea el que trabaje por nosotros rentabilizando nuestros ahorros.
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