Los clientes que se empeñen en contratar un producto complejo tendrán que corroborar, mediante su firma, que aceptan las advertencias de su asesor sobre sus características. Esta especificación de la CNMV pretende atajar los problemas derivados de la comercialización de productos inadecuados que tantos quebraderos de cabeza han provocado en los últimos años.
Una sentencia reciente del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha explicado que la existencia de asesoramiento en materia de inversión no depende de la naturaleza del instrumento financiero, sino de si el producto ha sido ofrecido al cliente de forma individualizada. Lo que el TJUE sugiere es algo que los asesores financieros venimos diciendo desde hace mucho tiempo: el producto perfecto no existe, sino que depende del perfil y las necesidades de cada cliente. Por eso nos esforzamos en acentuar la importancia de un asesoramiento de calidad, adaptado a sus objetivos y prioridades.
Por consiguiente, debemos exigir una buena preparación a todos aquellos que quieran ejercer labores de asesoramiento y planificación financiera. Se trata de un aspecto básico si queremos recuperar la confianza de los clientes. Pero en España todavía tenemos mucho que avanzar en este sentido. Basta con fijarnos en otros países de nuestro entorno, como Reino Unido, donde los asesores cualificados con una certificación profesional son los únicos que pueden ejercer estos servicios.
En este sentido, esperamos ansiosos a que el Parlamento Europeo dé un impulso definitivo al texto de la Mifid II, en el que se incluirá el requisito de la cualificación para realizar una tarea concreta de asesoramiento. Los reguladores nacionales tienen sobre la mesa directrices de ESMA (asociación de organismos reguladores europeos), en las que ya recomienda que los asesores tengan una cualificación.
Este es el camino que nos llevará a asegurar la transparencia y reducir los conflictos de interés. Pero también debemos seguir mejorando:
– La oferta, cualificando al máximo a los profesionales.
– La demanda, aumentando la formación y la cultura financiera, que debe ser otro de los pilares sobre los que se asiente la recuperación económica.
Sólo así podemos combatir la pérdida de confianza del sector que ha provocado la crisis de los últimos años.
Directora de EFPA España