Todos los años nos ponemos nuevas metas: ir al gimnasio, adquirir buenos hábitos, sacar mejores resultados, ahorrar e invertir… Para facilitarte cumplir este último proyecto, te proponemos un objetivo por mes. Algunos son a corto plazo, como unas vacaciones soñadas; otros a medio, como comprarse un vehículo, y otros a largo plazo, como dormir tranquilo/a durante la jubilación. En cualquier caso, objetivos alcanzables cuando abrimos la puerta a cuestiones clave como la planificación, el método, la estrategia y el apoyo de buenos profesionales.
Enero: planificar un viaje de ensueño
¿Es posible disfrutar de esas vacaciones soñadas sin endeudarte? Cualquier mes es bueno para activar o repasar nuestra planificación financiera, pero enero puede ser el momento ideal para visualizar y materializar sueños concretos, como un viaje. El ahorro periódico es tu billete para llegar a ese y otros destinos. Automatizar el ahorro programando una transferencia recurrente es un antídoto para los olvidos o excusas y evitar que el riesgo te deje en tierra.
Febrero: crear un fondo de emergencia
Antes de planificar la inversión para el corto plazo, es imprescindible asegurar nuestra capacidad para afrontar imprevistos: una reforma en el hogar, arreglar el coche o la moto, la ortodoncia de algún hijo. Se suele hablar de un fondo de emergencia o colchón equivalente a 3 y 6 meses de gastos básicos. Y también de la elección de instrumentos de ahorro que nos permitan acceder a ese colchón en caso de necesidad.
Marzo: comprar tu casa
El acceso a una vivienda por falta de ahorro para pagar la entrada suele ser una barrera, sobre todo para los jóvenes. Aplica el consejo de enero e invierte una cantidad periódica en instrumentos de largo plazo, donde podamos dejar que el interés compuesto haga su trabajo. Hablamos de aquel por el que la rentabilidad obtenida anualmente se va añadiendo al capital invertido y va haciéndolo crecer de forma exponencial a lo largo de los años, porque el tiempo es el principal aliado del ahorro invertido.
Abril: ¿Comprarte un coche? ¿Casarte?
Son metas que, a priori, suelen ser a corto plazo, por lo que, si no pusiste a trabajar tu dinero varios años atrás, será complicado comprarte un vehículo o ahorrar lo suficiente para celebrar una boda (de media cuestan más de 20.000 euros en España). Es esencial tener claro el horizonte temporal que se dispone para alcanzarlas. Cuanto más tiempo se tiene, más posibilidades para aplicar la filosofía de invertir de forma diversificada a largo plazo en instrumentos que minimicen el riesgo y estén anclados al impulso de la economía mundial.
Mayo: enriquéceme despacio
Buscar los resultados rápidos no está al alcance de los mortales por mucho que trates de ponerte en la piel de un trader y dediques parte de tu jornada a analizar la bolsa y a mover intradía tu dinero. El ahorro y la inversión requieren paciencia y método. Un trabajo constante y contar con una buena planificación, mucho mejor si es acompañado de un asesor financiero profesional, que contemple tu perfil de riesgo y todos los horizontes, y por supuesto, el largo plazo.
Junio: ¿Vacaciones en… el mar, la montaña, la ciudad?
La diversificación es importante para ampliar oportunidades y minimizar riesgos. No tomes la iniciativa de invertir de forma directa en bolsa en la empresa de moda, porque puedes verte atrapado/a por el efecto manada en una burbuja que puede explotar cuando menos te lo esperas. Diversifica, no pongas todos los huevos en la misma cesta. Instrumentos como los fondos de inversión posibilitan tener posiciones en muchas empresas.
Julio: ¿vivir con emoción?
El estado anímico y las cuestiones del bolsillo se llevan mal. El control de las emociones es clave para no perder el norte cuando se invierte. Ni dejarse llevar por la euforia del mercado cuando la bolsa o una acción no para de subir, ni dejarse arrastrar por el pánico cuando la bolsa cae. Un principio en materia de inversión es no comprar con euforia, pues el precio es caro, ni vender en pánico.
Agosto: disfrutar con sentido común
Recuerda que después del verano llega la temida cuesta de septiembre y hay que ser previsor para afrontar los gastos escolares y/o universitarios, por lo que anticípate, haz un presupuesto y reserva o adelanta la cantidad que necesites para el inicio de curso. No te endeudes de más y mucho menos recurras a créditos rápidos, cuyos intereses son leoninos y tienen el peligro de perpetuar la deuda porque los intereses crecen con un efecto bola de nieve.
Septiembre: la mejor educación para tus hijos
¿Crees que no puedes permitirte que tus hijos estudien donde quieran? Te confundes. A estas alturas del año, ya habrás observado en meses anteriores el poder del tiempo como aliado de las inversiones. ¡Pon a trabajar el ahorro cuanto antes!
Octubre: jubilación ociosa y tranquila
¿Sueñas con un retiro repleto de actividades de ocio? Y por supuesto, con las necesidades asistenciales y de salud cubiertas cuando te hagan falta. La jubilación es la meta a largo plazo por excelencia. Aunque la veamos como algo lejano, no hay que procrastinar y cuanto antes se empiece a prepararla, menor será el esfuerzo económico para alcanzarla. Es capital hacer una adecuada planificación financiera para disfrutar de la edad de oro al máximo.
Noviembre: proteger tu patrimonio
La protección del patrimonio es esencial en varios sentidos. Por ejemplo, para cubrir lo que más importa —el capital humano— ante los imprevistos de la vida o en caso de alguna contingencia de salud. Y en otro sentido, en no invertir en lo que no se entiende. Por ejemplo, en productos financieros que estén sometidos a una fuerte especulación y aún no cuenten con la regulación exigida.
Diciembre: dormir a pierna suelta
Por supuesto, tengas un objetivo concreto o simplemente quieras ahorrar e invertir para lo que sea, ponte en manos de un asesor financiero, que te acompañará a lo largo de los años. Te ayudará a definir metas y a marcar plazos de inversión según tus objetivos y tu horizonte temporal para ir adaptando cada uno de tus pasos financieros.
¡Por un 2025 en el que se cumplan tus metas financieras! ¿Por qué mes empiezas?