cómo han cambiado los objetivos profesionales tras la pandemiaDurante el primer año de pandemia, cuatro de cada diez profesionales se plantearon dejar su puesto actual según un estudio de Microsoft realizado a 30.000 trabajadores de 31 países diferentes. Es una cifra considerablemente alta, en especial en un contexto económico que, de buenas a primeras (ERTE, despidos, cierres), no parece ser el más adecuado para lanzarse al vacío en busca de nuevos objetivos profesionales. Sin embargo, cada vez más personas están cuestionando algo tan ‘sagrado’ como el puesto para toda la vida, un fenómeno que en el mercado laboral anglosajón ya tiene un nombre: la ‘Gran Renuncia’. 

La ‘Gran Renuncia’ profesional

La ‘Gran Renuncia’ es un nuevo concepto que cobra más fuerza en el contexto post-confinamiento. Esta no es solo una crisis sanitaria y económica, sino que también es una crisis de valores en la que, como tal, se produce una disrupción. No es el ‘qué’, ni siquiera el ‘cuánto’, sino el ‘cómo’ desarrollamos nuestra actividad laboral lo que empuja a cada vez más personas a buscar nuevos horizontes en los que la calidad le gana la partida a la cantidad

“El teletrabajo, el exceso de trabajo y el estancamiento profesional están acelerando la fuga de talento en el mercado laboral anglosajón.”

Los expertos coinciden en que la pandemia ha sacudido lo esencial y le ha dado un lugar preferente a las necesidades y motivaciones más básicas de las personas. Sin poder salir, hemos tenido todo el tiempo del mundo para reflexionar sobre lo que nos rodea, incluidas nuestra actividad laboral y metas profesionales. 

La Gran Renunciaen España y Estados Unidos

Hay cifras que cuantifican el fenómeno: más de 4,4 millones de estadounidenses dejaron voluntariamente su puesto de trabajo en septiembre (otros 4,3 lo hicieron en agosto). De hecho, la oferta superó la demanda en septiembre por segundo mes consecutivo. 

Más allá de las causas estructurales propias del mercado estadounidense, el fenómeno es la evidencia de un cambio de cultura laboral en la que, más allá de horarios más o menos rígidos y presenciales, o de otro tipo de condiciones laborales, prima sentirse bien en el desarrollo de su función, algo que también incluye a los profesionales con carreras asentadas y consolidadas. 

Según un informe de Harvard Business Review, los empleados de entre 30 y 45 años han abandonado el mercado en más de un 20% entre 2020 y 2021. El informe de Microsoft apunta a tres motivos: el teletrabajo, el exceso de trabajo y el estancamiento profesional. 

En España —y Europa— la ‘Gran Renuncia’ no se ha evidenciado en cifras, pero sí se percibe el cambio de mentalidad en esta cultura laboral, reformulada y cuestionada. El profesional quiere ser algo más que una pieza en un engranaje, es consciente del valor que aporta y sus objetivos profesionales pasan por la consideración que ese valor merece en variables que van más allá de la retribución salarial. 

“El fenómeno es la evidencia de un cambio de cultura laboral en la que el profesional aspira a sentirse bien en el desarrollo de su función.”

Estos son los tres ‘irrenunciables’ del profesional del siglo XXI:

  • Más gestión del tiempo.

La gestión del tiempo se sitúa como el objetivo central del profesional, que aboga por formatos flexibles que suman productividad en la organización y evitan el estrés. La clave: disponer de más tiempo libre o de autonomía para gestionar la jornada según los objetivos profesionales y no según el minutero. 

  • Desarrollo profesional y personal

Realizar una actividad acorde a tus intereses es otra de las variables que la Gran Renuncia está poniendo encima de la mesa. El profesional no quiere ser un número: es consciente de su potencial y quiere desplegarlo para aportar valor. Aquí entran en juego no solo las competencias y habilidades, sino también las expectativas y metas profesionales. 

  • Cultura de (buenos) valores

El profesional cuestiona el fin de sus acciones. Desarrollar su actividad según sus valores, de forma honesta, transparente y coherente, es el primer paso para garantizar una trayectoria próspera y feliz que le permita conciliar el sueño por las noches (resulta también importante para evitar el popular síndrome del ‘trabajador quemado’ o burnout).

En este contexto, los proyectos de presente y de futuro son aquellos que ya están ofreciendo a sus profesionales —sean empleados o independientes— un espacio donde gestionar mejor su tiempo, una actividad donde desarrollar al máximo sus habilidades y los cuales, además, resultan coherentes con valores esenciales. 

Iniciativas sólidas y abiertas a brindar oportunidades a todos aquellos que quieren tomar las riendas de su carrera sin encorsetamientos ni un techo profesional. Porque, en definitiva, siempre se está a tiempo para tomar las mejores decisiones.

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