Estanflación: ¿qué es y por qué está de actualidad este fenómeno?Periódicamente oímos en las noticias términos económicos que, muchas veces, se nos escapan. Uno de los que suenan últimamente es el de la estanflación para referirse a la situación de la economía internacional. Se suele dar en casos de crisis, pero ¿en qué consiste realmente? ¿Y qué diferencias hay entre la estanflación y la inflación, y otros fenómenos? Descúbrelo a continuación.


¿Qué es la estanflación?


Se trata de la combinación de la inflación con una situación de decrecimiento económico. De esta forma, los precios aumentan al tiempo que un país atraviesa una recesión. Las consecuencias de la estanflación pueden ser que la economía termine por estancarse, el desempleo suba y los precios de los productos básicos también hagan lo mismo. Hay factores que distinguen la estanflación de otros fenómenos como la inflación o deflación, por poner algunos ejemplos. Uno de ellos es la depresión económica o su estancamiento, otro el alto índice de paro y también la escalada de los precios repentina.

¿Qué es la estanflación? El concepto nació en 1965, cuando el entonces ministro de Finanzas británico, Ian McLeod, aseguró que el país se encontraba en una stagflation, acrónimo de inflation (‘inflación’) y stagnation (‘estancamiento’). Hasta ese momento, se pensaba que ambas circunstancias no podían ser simultáneas.

“La estanflación combina el aumento de precios al tiempo que un país atraviesa una recesión”


¿Qué otros fenómenos existen?


Como ya hemos comentado, el más conocido es la inflación. Se trata de un aumento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios en un país. Refleja el poder adquisitivo de una moneda en concreto y muestra que esta ha perdido valor. Es decir, con la misma cantidad de dinero, podemos comprar menos.

Si la inflación no para de aumentar, se puede llegar a lo que se conoce como hiperinflación. En esta fase, el precio de los bienes y servicios alcanza niveles inasumibles. Es, por ejemplo, lo que ocurrió en la República de Weimar (Alemania, entre 1921 y 1923), que llegó a provocar que el dinero no tuviera valor y que se imprimieran billetes de millones de marcos. 

Relacionado con esto, a veces oímos hablar de inflación subyacente, que muestra la variación de precios de los bienes y servicios dejando fuera los productos energéticos y los alimenticios sin elaborar. Permite estudiar cómo estos van cambiando a lo largo del tiempo y ayuda a tomar decisiones a los bancos centrales. Ten en cuenta que el valor de los bienes y servicios está en constante fluctuación, como consecuencia de la oferta y la demanda.

Por último, hay otro fenómeno del que podemos oír hablar y es el de la deflación. Es lo contrario que la inflación, ya que en este caso los precios de los bienes y servicios caen de forma sostenida en el tiempo. Su origen está, por regla general, en una disminución de la demanda. Y aunque a primera vista puede que los consumidores lo vean como algo positivo, lo cierto es que no es así. Ante una situación deflacionaria, las empresas tendrían que bajar los precios y abaratar los costes, lo que terminaría por llevar a despidos, lo que a su vez reduciría aún más la demanda.

“Una buena planificación financiera puede resultar fundamental para afrontar las circunstancias puntuales del mercado y la pérdida de poder adquisitivo”

¿En qué se diferencian de la estanflación?


Cada una de estas circunstancias, si se prolongasen en el tiempo, pueden acabar teniendo duras consecuencias. Ya fuera por el estancamiento de la economía, el aumento desbocado de los precios o por su caída sin control.

Las diferencias entre estanflación e inflación, así como otros fenómenos, es, precisamente, la situación de estancamiento. A esto se le suma que el poder adquisitivo se reduce, ya que el poder de compra del dinero disminuye a causa del avance de la inflación.


¿Qué podemos hacer para vencer a la estanflación?

En definitiva, ahora ya sabemos qué es la estanflación y las consecuencias que acarrea a un país. ¿Qué puede hacer un inversor? Independientemente de la situación económica del momento, una buena planificación financiera puede resultar fundamental para afrontar las circunstancias o momentos puntuales del mercado y la pérdida de poder adquisitivo. 

El acompañamiento de un profesional de las finanzas nos permite analizar en todo momento la situación particular de nuestro patrimonio y establecer cuál es el límite que hay que vencer para que nuestros ahorros no pierdan poder adquisitivo. Algo que podríamos lograr si ponemos a trabajar nuestro dinero.

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