Estás buscando una buena novela, pero no tienes ninguna preferencia especial. Solo quieres una buena historia, que te enganche. Para comprarla, a lo mejor accedes a una librería online y de pronto te encuentras con los 100 libros más vendidos, de entre los cuales seleccionas uno. O quizá te encuentras con tu cuñado que te aconseja leer un libro apasionante, el cual se ha convertido en un auténtico superventas.
Si te gusta y lo disfrutas, perfecto. Pero si no, la “moda” del momento te ha llevado a seleccionar un libro que no era para ti, que no se ajustaba a tus gustos y que te ha parecido una pérdida de tiempo. Una pena, pero con el consuelo de que solo te ha “costado” unos euros y unas horas de tu vida. En la inversión, el coste de seguir las modas se dispara. ¡Todo un riesgo!
Modas pasadas abocadas al fracaso
Dan fe de lo anterior todos los que decidieron comprar acciones de Terra o subirse a fondos que invertían en compañías “puntocom” a finales del siglo pasado. Llegó la burbuja, explotó y muchos se dieron cuenta de que habían perdido no solo mucho dinero, sino también su estabilidad emocional, pues habían contratado productos de una alta volatilidad para la que no estaban preparados.
“¿Cómo puedes distinguir si el fondo más vendido es el producto que tú necesitas?”
De nuevo, volvió a ocurrir algo similar antes del pinchazo de la burbuja de las subprime. Las acciones de las inmobiliarias y de las entidades financieras estaban disparadas en bolsa y los fondos inmobiliarios parecían inversiones seguras. Si no sabías qué hacer con tu dinero, aparecían en los rankings entre las primeras posiciones… ¡y tus amigos no dejaban de recomendártelos!
Esto no solo lo hemos visto con productos de bolsa, sino también con otros en teoría muy conservadores. Tras el desastre del año 2000, los inversores querían seguridad y se pusieron de moda los fondos garantizados. Parecían un producto sencillo: te devolvían el dinero y te llevabas una parte de la potencial subida del mercado.
Pero muchos de los que contrataron estos productos lo hicieron por la moda del momento y sin tener en cuenta que, tal como estaban construidos, estos fondos apenas aportarían rentabilidad. Las bolsas se recuperaron y los inversores veían desde estos fondos cómo apenas capturaban rentabilidad.
Los ejemplos abundan y deberían ayudarnos a tomar mejores decisiones en el futuro. Sin embargo, parece difícil que los humanos podamos eliminar fácilmente este comportamiento “en manada”. Somos “animales” gregarios y copiar a los otros es una de nuestras formas de actuar.
Las ofertas no paran de crecer
Además, las nuevas formas de contratar productos financieros también pueden suponer un notable reto. Cada vez más entidades financieras ofrecen en su web o incluso en su aplicación de banca electrónica la información de los productos o los fondos más vendidos, al igual que sucede con las librerías. De esta manera, el riesgo de comprar el producto que está en campaña de modo compulsivo también aumentará.
“Si tomamos las decisiones financieras sin una planificación estaremos expuestos a los vientos de las modas”
Pero ¿cómo puedes saber que estos productos de moda son los que te convienen? ¿Cómo serás capaz de analizar si, bajo esas rentabilidades, el riesgo es excesivo para ti? ¿Cómo puedes distinguir si el fondo más vendido es el producto que tú necesitas?
Vamos con varias ideas que pueden ayudarte.
Consejos para invertir
1.- Plan financiero
Si tomamos nuestras decisiones financieras sin una planificación, estaremos expuestos a los vientos de las modas. Será más fácil que te pille con las defensas bajas el típico discurso de tu cuñado: “Me estoy forrando con unas acciones que he comprado de una empresa que es el futuro”.
2. Ahorro sistemático
Si nos conocemos, debemos tomar medidas que nos ayuden. Invertir de un modo sistemático puede ser muy útil. Si todos los meses destinas una parte de tus ingresos a una cesta de fondos de inversión, reduces el riesgo de tomar una mala decisión en un momento concreto. Cada mes irás comprando los activos que habías previsto y serás menos permeable a la tentación de aquellos productos que ofrecen rentabilidades asombrosas. En vez de esperar a tener una cantidad más elevada para invertirla, se trata de ir realizando aportaciones periódicas.
3. Cuéntale a otro tu idea de inversión
Las modas generan emociones y, si no las controlas, te harán precipitarte. A veces, tienes la sensación de que debes contratar una acción rápido, antes de que suba más, que se trata de una oportunidad única. Cuando le cuentas esa idea a otra persona, ya sea un conocido o un asesor, de alguna manera te ves obligado a “defender” tu idea de inversión. Y como tendrás que argumentarla, volverás a poner en marcha los razonamientos que quizá habías pasado por alto. Los buenos gestores de inversiones siempre buscan a alguien que ponga a prueba su tesis, que intente hacerles ver si hay algún escenario que no está teniendo en cuenta.
4. Ayúdate con un asesor financiero
Uno de estos “confidentes” puede ser tu asesor financiero. Pero su papel tiene que ir mucho más allá. Debe tener la frialdad suficiente para hacerte ver si estás tomando una decisión por la moda del momento o porque realmente te conviene. Previamente, habrá establecido contigo el plan financiero y deberá mostrar cómo encaja esa idea, que podría ser una moda, dentro del conjunto de tus inversiones y si te ayudará a conseguir realmente tus objetivos financieros con el riesgo que deseas. Como los asesores financieros de Banco Mediolanum, los Family Bankers, unos profesionales que están a tu lado a lo largo de tu vida financiera.
5. Diversifica con gestores anti-moda
Algunos gestores son tan conscientes del peligro de las modas que en su “credo” profesional tienen marcado a fuego evitar caer en estas tentaciones. El más famoso es Warren Buffett, y junto e él, todos los seguidores de la inversión value. Un buen grupo de gestores seguidores de esta forma de actuar nunca se subieron a la ola tecnológica en el año 2000 porque no la entendían. Tampoco se dejaron llevar por los inmuebles ni las acciones financieras antes de la última crisis. Su rentabilidad a corto plazo sufrió durante estos años de boom pero, al evitar el desplome posterior, consiguieron superar a largo plazo a la mayoría de los gestores.
Evitando las modas quizá nunca puedas presumir ante tus amigos de las impresionantes ganancias que has logrado con una inversión en unos meses… Pero vivirás más tranquilo y te beneficiarás de las ventajas de la inversión a largo plazo.