La experiencia humana es única, pero su naturaleza es común. El comportamiento de las personas, con ligeras variaciones, es similar en China, Italia, Senegal o Argentina. Uno de los grandes ejemplos se ve en lo que se denomina la teoría del más tonto, un concepto económico que se ha cumplido en Holanda, España, Inglaterra, Estados Unidos… Una tontunez mundial.
La teoría del más tonto
Dicha teoría parte de la premisa de que siempre se puede encontrar a alguien dispuesto a pagar un precio mayor por un bien que tiene asignado un valor claramente superior al real. El último ejemplo que hemos visto es el de las burbujas inmobiliarias que han asolado el siglo XXI, cuando se compraban por cantidades con muchos ceros casas con pocos metros cuadrados. Esto se impulsa por el “efecto manada”, que hace que los inversores piensen que si todo el mundo compra un bien o servicio… por algo será.
El más tonto, al que hace referencia la teoría, es la última persona en pagar y la que se queda con el objeto sobrepreciado justo antes de que la realidad caiga por su propio peso y la burbuja pinche. Este momento es llamado por algunos como momento Minsky. Bautizado así por el economista Hyman Minsky, que en 1992 creó la hipótesis de la inestabilidad financiera, básicamente hace referencia al momento en el que los mercados recuperan la cordura y al más tonto le toca bailar con la más fea.
Los tulipanes: ejemplo histórico de los efectos de la burbuja
Si una burbuja es consecuencia de la especulación, pocos ejemplos pueden mostrar mejor esta dinámica que la famosa crisis de los tulipanes de Holanda a finales del siglo xvi. En este contexto, la flor del tulipán se volvió un símbolo de estatus social por el que la gente estaba dispuesta a dejarse los florines, una casa y firmar lo que fuera. Todo fue bien mientras siguieron subiendo los precios hasta que, en febrero de 1637, una colección de bulbos raros no se pudo colocar en el mercado. ¡Ups! De repente, el ansia de comprar se convirtió en pánico y necesidad de vender en un país en el que prácticamente todo el mundo se había metido a especular con flores. Holanda se sumió en una depresión económica de lustros. Otros países están llenos de viviendas o acciones de las puntocom. Pero todos, sin excepción, están a reventar de “tontos” que estuvieron dispuestos a dejarse los ahorros durante una burbuja…
Las burbujas siempre acaban reventando
¿Qué es lo que nos hace meternos de lleno en una burbuja, contribuir de forma directa a su crecimiento y sufrir los efectos de su pinchazo? El hecho de dejarnos llevar por emociones, como la euforia, la cual nos lleva a hacer “lo que todo el mundo hace”, motivados por el comportamiento de nuestro entorno. ¿Cuántas veces hemos invertido donde nos ha aconsejado nuestro cuñado, mejor amigo o vecino? O por seguir creyendo en la idea de que es seguro “forrarse rápidamente con un pelotazo”. Las burbujas especulativas, tarde o temprano, revientan y provocan grandes pérdidas a los inversores emocionales y el desplome de los mercados por la rápida depreciación o las ventas masivas de los activos. De modo que, antes de lanzarte a comprar algo que “está de moda” cueste lo que cueste, piensa antes sobre si el precio real de ese activo está determinado no por su propio valor, sino por las expectativas de quienes quieren lucrarse con ellos en el mercado.
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