En estas fechas, en las que dejamos en nuestra cuenta corriente un agujero del diámetro del boquete que hundió el Titanic, es necesario tomar conciencia de hasta dónde podemos llegar verdaderamente con nuestros gastos. Las sorpresas están muy bien para el día de nuestro cumpleaños, pero a nadie le gustan los sobresaltos (y menos si, encima, son de tipo económico).
La euforia, la alegría y el espíritu navideño nos ciegan en una época del año en la que tiramos de tarjeta como si no hubiera un mañana. Y es normal. Porque es el momento de invitar a los compañeros de oficina a una copa de regalar corbatas y calcetines de cuadros a media familia y de poner una paletilla en la cocina, que todo el mundo sabe que es un adorno navideño mejor que el propio belén y el árbol juntos. ¡Claro que sí!
Pero las fiestas pasan, llega el año nuevo y toca volver a la cruda realidad: el mañana existe y está llamando a tu puerta. Y pocas cosas han cambiado. Tu sueldo sigue siendo el mismo, las facturas de enero te han dejado la nómina temblando y te ves en la obligación de tener que ingeniártelas para llegar a fin de mes. ¡Que comiencen Los juegos del hambre!
“Recurre a un profesional de las finanzas que te ayude a gestionar, planificar y poner a trabajar tu ahorro”Es broma. De verdad, no es necesario llegar a ese extremo (a no ser que te vaya la marcha). Siempre se puede hacer algo sin tener que pedir un milagro, pero sí puede recurrirse a un profesional de las finanzas que te ayude a gestionar, planificar y poner a trabajar tu ahorro, como un Family Banker de Banco Mediolanum. Tendrás que tomar algunas medidas como estas:
1. Eliminar gastos superfluos
¿Para qué correr el riesgo de vernos endeudados? Antes que eso, es mucho mejor valorar qué gastos mensuales son totalmente prescindibles para que nuestro presupuesto familiar no esté en números rojos.
2. La previsión presupuestaria
¿Tan difícil es sentarse en torno a la familia, coger papel y boli y hacer un listado de los gastos futuros?
“Anima a tu familia a crear contigo un “colchoncito” de ahorro mensual”Cosas como la universidad de los hijos, la compra de un vehículo necesario o el pago de la hipoteca son gastos que se llevan una gran parte del dinero destinado al hogar a lo largo del año. Así que no hay excusa para que luego nos pille el toro.
3. Planificar el ahorro constante
¿Quién no quiere tenerlo todo bajo control? Tener la seguridad de guardar un puñado de euros para sobrevivir el resto del año con algo más que ensaladas de pasta es una necesidad que debería implementarse antes de seguir gastando nuestras reservas. Anima a tu familia a crear contigo un “colchoncito” de ahorro mensual. Y si, además, puedes hacer que genere intereses y que una parte de él pueda crecer mediante una inversión bien gestionada, mejor que mejor.
¿Has visto? Con un poco de fuerza de voluntad y trabajo en equipo se pueden evitar muchos sobresaltos.