Diciembre es, de forma recurrente, el mes del año en el que se produce un mayor desequilibrio entre los ingresos y los gastos de las familias, un aspecto que tiene su reflejo inmediato en los meses posteriores. El hachazo a la economía familiar que suponen las fiestas navideñas se traduce, en términos económicos, en dificultades y problemas que, de manera coloquial, se conocen como la cuesta de enero. Y no es algo irreal. El año pasado, según datos del Banco de España, los ciudadanos españoles retiraron de sus cuentas bancarias más de 8.225 millones de euros durante los dos primeros meses del año para hacer frente a los gastos navideños durante los 60 días posteriores.
Para afrontar con éxito este difícil periodo del año hay que tener en cuenta algunos consejos que pasan, principalmente, por gestionar de manera eficaz los ingresos familiares y aprender a ahorrar. Es fundamental ser consciente del dinero con que se cuenta cada mes y organizar los gastos en función de su importancia. Hacer una lista con las cosas que, verdaderamente, se necesitan es una buena fórmula para evitar tentaciones.
Hay que diferenciar entre los gastos superfluos y los que no lo son. Una buena costumbre que ayuda a hacer esta distinción es mirar el saldo de la cuenta corriente y el estado de las diferentes tarjetas de crédito cada cuatro o cinco días. Hay que aplicar la racionalidad a la hora de comprar. Conviene no poner a las rebajas como excusa para gastar de manera innecesaria. Otro buen consejo, aunque sea a largo plazo, es hacer las compras de Navidad con la suficiente antelación para evitar los inevitables incrementos de precios de última hora. Así que toma nota para 2014.
El ahorro es la otra pata fundamental de la estrategia. Ahorro a dos bandas. Una buena manera de minimizar los efectos de la temida cuesta de enero es apartar una pequeña porción de los ingresos cada mes para afrontar los gastos que suponen momentos extraordinarios como las vacaciones o las fiestas navideñas. Pero, como decíamos con anterioridad, hay que aprender a ahorrar. Y tener en cuenta que factores como la inflación provocan, a la larga, un descenso del valor líquido de los ahorros. Por ello es fundamental hacer que los ahorros trabajen.
¿Cómo podemos hacer todo esto? No hay que tener ningún reparo en pedir el asesoramiento financiero necesario para lograr esa gestión eficaz de los recursos familiares. En este sentido, Banco Mediolanum cuenta con más de 650 asesores de banca personal dispuestos a solucionar cualquier duda. Más allá de su papel como asesores de banca, el equipo de Mediolanum también tiene experiencia en la gestión patrimonial por lo que serán de gran ayuda para dar el mejor servicio a la economía familiar. Apoyo para hacer que el día a día sea más sencillo y para buscar fórmulas de ahorro que se ajusten a las necesidades y los proyectos de futuro de las familias.