Hipoteca: sí, quiero

Contratar un préstamo hipotecario es una decisión financiera capital para la mayoría de las familias.

En cierta manera, nos casamos económicamente con la entidad financiera a décadas vista. Con todas las diferencias que una operación de endeudamiento a largo plazo con garantía real de un inmueble tiene con respecto a las relaciones personales, podemos hacer ciertas analogías entre ambas realidades.

¿Nos conviene buscar pareja?

En otros términos, ¿es un buen momento para comprar una casa?

Cada experto tiene su propia tesis del futuro y casi ninguno acierta. Por tanto, simplemente deseo ofrecer una reflexión a modo de orientación:

Los indicadores del precio de la vivienda parece que indican que ha tocado o está tocando fondo, lo que considero que es una buena noticia. Eso sí, no creamos que, de repente, van a empezar a subir las viviendas; el precio de 2007-2008 no se alcanzará en décadas, a mi entender. Si queremos comprar un hogar, es un buen momento para empezar a buscarlo con calma. Si pretendemos invertir en inmuebles, es mejor buscar otro tipo de activos más líquidos, gestionados por expertos y diversificados No recomiendo, por tanto, un romance de verano.

¿Cómo empezamos a escoger el mejor préstamo hipotecario?

Conocer a diferentes personas y encontrar la que mejor encaja con nosotros es la fase inicial de toda relación. Ni el más guapo, ni el más inteligente, ni el más atento; nos enamoramos del que consideramos mejor compañero de viaje vital. Al enfrentarse al proceso de solicitar un préstamo hipotecario, buscamos y comparamos las diferentes hipotecas que nos ofrecen los bancos. Distintos porcentajes de financiación, tipos de interés, comisiones y vinculaciones varias adornan los préstamos que estamos analizando.

“Si queremos comprar un hogar, es un buen momento para empezar a buscarlo con calma”

¿Cuál es el mejor?

El que mejor se adapte a nuestras posibilidades y preferencias. Tal vez la hipoteca con menor tipo de interés no financia el importe que necesitamos, o bien exige contratar productos que no deseamos.

Veamos en el siguiente ejemplo cómo influye una reducción de 0,10 puntos porcentuales en la cuota a pagar de una hipoteca de 180.000 euros a 30 años, con un Euríbor actual y en el supuesto de que hoy tuviéramos un Euríbor alto (4%). Para realizar este tipo de cálculos, básicos para saber el tipo de pareja que se nos presenta, es muy útil el simulador de hipotecas del Banco de España.

  • Tipo de interés variable, hipoteca “cara”: Euríbor + 1%
  • Tipo de interés variable, hipoteca “barata”: Euríbor + 0,90%

         Ejemplo 1: Euríbor actual al 0,161%

  • Cuota mensual de la hipoteca “cara”: 592 euros
  • Cuota mensual de la hipoteca “barata”: 584 euros

Diferencia de cuota mensual por una reducción del diferencial de 0,10%: 8 euros (96 euros al año). Menos de lo que pensabas, ¿o no?

        Ejemplo 2: Euríbor del 4% 

  • Cuota mensual de la hipoteca “cara”: 966 euro
  • Cuota mensual de la hipoteca “barata”: 955 euros

Diferencia de cuota mensual por una reducción del diferencial de 0,10%: 11 euros (132 euros al año).

Por unos 10 euros al mes, ¿vale la pena según qué riñas de enamorados? Que cada uno decida qué le vale más la pena.

Detectar varias hipotecas que, aparentemente, encajen con nosotros es el inicio de la búsqueda; hay que “salir” con ellas, leer la letra pequeña, entregar la documentación al banco y esperar que surja la “chispa hipotecaria”. Es muy importante formarnos cuando pedimos una hipoteca para evitar equivocaciones que nos marcarán durante muchos años. La guía del préstamo hipotecario editada por el Banco de España es una buena forma de entender el producto que vamos a contratar.

Cuando uno o varios bancos han aprobado la hipoteca, toca llevar a cabo la tasación. Una tasadora homologada marca el valor de mercado de la casa que queremos comprar. Lo más habitual es que nos concedan el 80% de este valor (con la doble limitación del 80% del precio de compraventa). El romance ha llegado a su cénit: toca decidirnos.

“Tal vez la hipoteca con menor tipo de interés no financia el importe que necesitamos”

El “sí, quiero”

El proceso hipotecario culmina con la firma en la notaría. El cliente tiene derecho a pedir al notario, tres días antes, las escrituras que va a firmar. Es necesario que ejerzamos efectivamente este derecho y preguntemos tanto al notario como al banco cualquier cosa que no entendamos o no nos cuadre. El día de la firma nada puede fallar. Ha de ser un “sí quiero” informado, meditado y convencido.

Al igual que ocurre con las relaciones personales, la firma no es el final, sino el inicio de la relación con el banco. Cada mes hay que pagar las cuotas hipotecarias en una cuenta corriente de un banco, que, además, nos ofrece otros productos y servicios. Elegir una hipoteca a partir de sus características financieras no es siempre la mejor opción. Además de una buena hipoteca, hay que buscar la entidad financiera que nos va a servir mejor como clientes. Al fin y al cabo, desde las cuentas sin comisiones de servicio, los fondos de inversión competitivos o los productos adaptados a nuestro negocio, son numerosos los compromisos que vamos a seguir contratando con nuestro banco.

Tan importante como casarse es no divorciarse y, si no queda más remedio, debería hacerse de forma amistosa. En las hipotecas, lo más parecido al divorcio es la subrogación o la cancelación de la deuda. Valorar las comisiones relacionadas con el “divorcio” hipotecario es también un ejercicio de análisis a efectuar.

Demos al proceso de contratación de un préstamo hipotecario para financiar la compra de nuestra primera vivienda la importancia que se merece. Iniciemos una buena relación bancaria.

Pau A. Monserrat, director editorial de iAhorro

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