tiempos de cambio

La palabra cambio es la que mejor define a estos tiempos. Incluso por encima de otras que se repiten en los medios de comunicación o en las calles a través del boca a boca. Porque son cambios, precisamente, los que se requieren en momentos como los presentes. Esto es aún más necesario en un sector como el bancario. La imagen de las entidades de banca se ha erosionado y es preciso acometer transformaciones en profundidad para volver a recuperar la credibilidad.  Conceptos como honestidad o confianza son la clave para entender lo que será la banca del futuro. Son muchos los que necesitan cambiar. Otros nacieron siendo diferentes.

Hay bancos que, desde el principio, tienen esos términos como pilar fundamental de su proyecto. Hace unos años eran bancos diferentes. Ahora son bancos necesarios. Una muestra del futuro de un sector que debe poner al ahorrador y sus intereses en el centro. Así es Banco Mediolanum. Un banco que, desde el principio, incluyó estos valores entre sus normas fundamentales y que tiene a sus clientes como el principal activo.

Hace unas décadas surgió la figura del gestor de patrimonios personales. La innovación nos vino desde los mercados financieros anglosajones y, en un principio, se reservó a las grandes fortunas. Este tipo de inversores, que podían contar con sumas importantes de capital contrataron asesores personales que les ayudaron a poner en funcionamiento su dinero. Lo importante era lograr los mejores resultados posibles.

En Europa, este modelo de banca personalizada se puso al alcance de todos. Así nació el concepto del Consultor de Banca Personal. Y fruto de este nuevo concepto, que supera la idea del banco tradicional como depósito de ahorros, surgió Banco Mediolanum.

El concepto clave para entender esta forma de plantear la banca es la confianza. Una confianza que sólo se puede conseguir a través de un trato personalizado y próximo basado en la transformación en las fórmulas que marcan la relación entre el ahorrador y su banco. Un trato personal; íntimo y bajo las reglas que impone el cliente.

La frialdad de las oficinas es una barrera que siempre juega a favor del banco. En Banco Mediolanum, el cliente siempre juega en casa. Él pone sus reglas, sus tiempos, sus necesidades. Ninguna pregunta está de más, porque conocer en profundidad al ahorrador es fundamental para lograr los resultados deseados. El cliente decide dónde es la reunión con su consultor y cuándo. Una llamada de teléfono basta.

En este nuevo marco surge la figura del Consultor de Banca Personal, que establece una relación con el cliente en base a sus intereses, particularidades y necesidades. El asesor utiliza sus conocimientos sobre el sistema financiero y el contexto de los mercados para ayudar a las familias a poner a trabajar sus ahorros. Y hay que recalcarlo. Banco Mediolanum trabaja para todas las familias, independientemente de su nivel de renta y su patrimonio. No solo hay que garantizar que los ahorros están en buenas manos; lo más importante es no defraudar a nuestros clientes.

 

Imagen I Rejik

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