Según los últimos datos del Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del mes de mayo, las pensiones ocupan el quinto lugar entre los principales problemas de los españoles. En detalle, este tema se perfila como uno de los tres principales para el 15,5% de los españoles. Y no es para menos, porque hoy en día sigue buscándose una solución duradera ante un déficit palpable. Por ello hoy hablamos de por qué deberíamos prestar más atención a nuestra pensión futura. ¡Todavía estás a tiempo de hacer algo para asegurarte una buena vida cuando seas pensionista!
La jubilación llega tarde o temprano
Como afirma el “Estudio sobre la jubilación en la importancia de saber” que ha realizado Inverco, al 96% de los encuestados les preocupa que el actual sistema público de pensiones no sea sostenible a largo plazo, y al 94% que no puedan mantener su nivel de vida durante la jubilación. Y es que las noticias actuales sobre este problema no son nada esperanzadoras, ya que el sistema es claramente deficitario y no salen las cuentas.
Ambos estudios de los que te acabamos de hablar apuntan a la existencia de una inquietud tanto entre los jubilados actuales como entre los trabajadores en activo que están contribuyendo a la Seguridad Social y que desconocen qué entorno se encontrarán en el futuro y cuál será el nivel de vida con la pensión pública. ¡Esta preocupación es absolutamente lógica! En los años sesenta, la edad de jubilación era de 65 años y la esperanza de vida se encontraba alrededor de los 70. Por lo tanto, con las contribuciones a la Seguridad Social se afrontaba un periodo de cinco años tras la vida laboral. No obstante, la esperanza de vida se ha incrementado quince años más, por lo que se debe hacer frente a periodos más largos, lo que conlleva a tensiones de liquidez para la caja de la que salen los presupuestos.
Una tendencia demográfica que ha cambiado el sistema
Hay previsiones que afirman que esta tendencia continuará aumentando en el futuro. Este fenómeno hace que el peso de la población mayor de 65 años sobre la población total haya crecido en las últimas décadas hasta el 17% actual, y, con las proyecciones demográficas presentes, se prevé que alcanzará el 37% en el año 2052. En cifras absolutas, el número de pensiones que se prevé para el año 2052 pasaría de los 9 millones actuales a 15 millones. Una cifra a todas luces inasumible para el sistema de la Seguridad Social.
Por este problema de desequilibrio presupuestario se reformó el sistema público de pensiones. Las dos novedades son las siguientes:
- La introducción del factor de sostenibilidad para el ejercicio de 2023, que permite vincular el importe de las pensiones de jubilación con la evolución de la esperanza de vida de los pensionistas, ajustando las cuantías que percibirán aquellos que se jubilen en similares condiciones en momentos temporales diferentes. Por ello, a medida que se incremente la esperanza de vida en el momento de la jubilación, mayor será el porcentaje del factor de sostenibilidad y, en consecuencia, más se reducirá la pensión.
Un ejemplo: las estimaciones de la esperanza de vida sugieren que, en el momento de la aplicación del factor de sostenibilidad, el incremento de la esperanza de vida llevará a una disminución de la pensión en un porcentaje alrededor del 0,60%. Esto implica que una pensión de 1.100 euros, se vería reducida hasta los 1.093,40 euros.
- Las pensiones no se revalorizarán según el IPC. Se vinculan a la estabilidad de las cuentas públicas, con una revalorización mínima del 0,25% y máxima del IPC + 0,5%. No obstante, para 2018 y 2019 la variación de las pensiones estará vinculada al IPC.
Consecuencias del cambio en el sistema de pensiones
Con ambas medidas, veremos como la cuantía inicial de la pensión mensual se reduce si se incrementa la esperanza de vida con la misma cotización y que, a su vez, la revalorización de las pensiones no queda vinculada al IPC, por lo que existe el riesgo de una pérdida de poder adquisitivo continuado. A partir de aquí nos encontramos ante dos problemas añadidos:
- No existe o bien no se percibe una información suficientemente detallada que esté al alcance del público sobre cómo estas dos medidas afectarán al importe de la pensión pública.
- Se carece de un hábito de ahorro continuado que pueda compensar tanto la pérdida de capacidad de compra mencionada como la diferencia frente al último salario, teniendo en cuenta que el 76% de los españoles asegura que ahorra, pero únicamente un 21% lo hace mes a mes. Es más, el 24% de los españoles admite que no ahorra nada, por lo que no hay un plan b para complementar la pensión pública.
Actuar ahora es trabajar por nuestra pensión
¿Se puede hacer algo para solventar los problemas anteriores? Para solucionar el de información sobre el importe de la pensión futura, existe un simulador web para poder calcular el importe aproximado de la futura pensión pública. En consecuencia, si verdaderamente nos preocupa qué nivel de vida asumiremos, no estaría de más acceder al simulador.
Una vez que hemos seguido los pasos para calcular el importe de la pensión pública y hemos obtenido la cuantía aproximada futura, le sigue otra gran cuestión: ¿es suficiente para seguir con el ritmo de vida actual? Si no es así, nos enfrentaremos ante un diferencial que deberemos compensar de algún modo: o recortando nuestro nivel de vida o con la introducción de ingresos complementarios que procedan de la capitalización.
Para solventar el problema de tener que renunciar a nuestro nivel de vida, hay que salir de la zona de “preocupación” y adentrarse en la zona de “ocupación” … ¡Más vale prevenir que curar! Con la ayuda de un asesor financiero, es el momento de ocuparse de emprender un plan centrado en impulsar ese hábito de ahorro. Una buena planificación es necesaria para que en el futuro podamos disfrutar de nuestra merecida jubilación. ¡Tu bienestar está en tu mano!
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existe algutema de esto para las pensiones en México?
Hola Carlos, sentimos no poder ayudarte al no tener información al respecto sobre la legislación en tu país.