En los últimos tiempos se ha extendido la creencia de que tasas de crecimiento del PIB por debajo del 3-4% son, en realidad, cifras que apuntan a un panorama de estancamiento económico o, en los comentarios más optimistas, un contexto de incremento raquítico. Pero la realidad de las cifras demuestran que la economía, en los últimos cien años, ha tenido tasas de crecimiento continuado que no superan, en el caso de Estados Unidos y Europa el 2% y que, con anterioridad a la Revolución Industrial y los profundos cambios tecnológicos que se produjeron durante el siglo xix, estas tasas eran aún mucho menores (incluso del 0,2% durante siglos). La idea de situar los límites de crecimiento aceptable en torno al 3-4% es fruto de una visión cortoplacista de la economía y no responde a la realidad de los números.
“Una visión cortoplacista de la economía no responde a la realidad de los números”
Pero para ilustrar esta idea, lo mejor es acudir a un ejemplo. El PIB de Estados Unidos en 1913 ascendía a 517.383 millones de dólares; en 2012, las cuentas macroeconómicas de la primera economía del mundo arrojaban unas cifras de 16,2 billones de dólares, esto es, casi treinta veces más que cien años antes (véase fuente según el economista británico Angus Maddison). Si hiciéramos la proyección año a año, veríamos que la tasa de crecimiento que se necesita para multiplicar el PIB treinta veces en cien años es apenas una media del 1,5%. Los estudios de diferentes gabinetes de economistas y científicos sociales coinciden en que esta dinámica es común en otras partes del mundo. Más cercano es el ejemplo de España. Entre 1850 y el 2000, el país creció a una media del 1,8%, lo que elevó el PIB más de cuarenta veces. Si uno analiza los últimos años, podría desanimarse, pero basta con echar la vista atrás para darse cuenta de que, a largo plazo, la crisis no lo parece tanto. El PIB español en 1994 era de 425.089 millones de euros; en 2014 cerró en 1,06 billones. Creció más de un 100%, y con la crisis de por medio.
El economista francés Thomas Piketty, en su polémico libro El capital en el siglo xxi, hace un análisis del crecimiento económico de las principales potencias el mundo y pone de manifiesto que estas tasas de crecimiento entre el 0,5 y el 2% son habituales y que cifras de incremento de la producción que parecen pequeñas, a largo plazo, suponen cambios espectaculares en la estructura productiva y en la riqueza generada en una economía en concreto. El economista francés demuestra, con números, que en un plazo de treinta años, una economía que crece un 1,5% acumula un crecimiento total que supone un 50% más que todo lo acumulado anteriormente. Esto supone una transformación considerable en las sociedades en un lapso de tiempo de apenas una generación. Supone incrementar en un tercio el volumen de negocios, las necesidades de trabajo, la capacidad tecnológica…
“La economía mundial siempre crece más allá de las crisis periódicas”
Y el ahorrador se preguntará en qué le afectan estas cifras que, en teoría, sólo lo hacen a los grandes números de las economías nacionales o internacionales. Nada más lejos de la realidad. Estos datos demuestran que, en un panorama a largo plazo, esto es, veinte o treinta años, la economía mundial siempre crece más allá de las crisis periódicas, las subidas y las bajadas. Este crecimiento sostenido se traslada a los mercados. ¿Qué lecciones nos da esta realidad? Principalmente la de ampliar nuestro horizonte temporal a la hora de realizar nuestras inversiones; a corto plazo, es probable que una crisis, un contexto adverso o cualquier contingencia, influya de manera negativa en los resultados finales; pero con inversiones a largo plazo la posibilidad de perder se reducen drásticamente. La otra lección tiene que ver con la necesidad de diversificar al máximo el paquete de inversiones para aprovechar esta dinámica de crecimiento sostenido.
Un asesor financiero te ayudará a realizar una planificación financiera con un horizonte temporal adaptado a tus necesidades y con una completa diversificación para sacar el mayor provecho posible a tus ahorros.