Inversión Social ResponsableAlguien me dijo que a los ojos del establishment somos siempre invisibles, excepto cuando votamos y cuando compramos. Añadiré también cuando invertimos, aunque, of course, la notoriedad de la inversión es directamente proporcional al dinero invertido.

Pero ¿es posible cambiar algunas cosas con nuestros ahorrillos? Hay personas que piensan que sí, y desde finales del siglo pasado practican la Inversión Social Responsable (ISR) y colocan su dinero solo en empresas que se gestionan con criterios sostenibles —medioambientales y sociales— y se dirigen bajo un estricto código de buen gobierno. Y, por supuesto, que huyan del Greenbrand o el “marketing de postureo social”.

Los noruegos se encuentran entre este grupo de personas El fondo de pensiones del país —el mayor del mundo, con 760.000 millones de euros— invierte en unas 8.000 empresas de unos 80 países elegidas con criterios sostenibles. El pasado año salió de 49 compañías por no cumplir con su política de inversión social responsable.

“Ganar dinero no tiene por qué estar en contradicción con actuar según unos principios éticos.”

Y se preguntarán: ¿son inversores o voluntarios de ONG? Por encima de todo son inversores que buscan, como cualquier hijo de vecino, la mayor rentabilidad para sus ahorros. Sin embargo, creen que ganar dinero no tiene por qué estar en contradicción con actuar según unos principios éticos.

No están solos en esta batalla, pues instituciones reconocidas como la Universidad de Harvard o monstruos financieros como Morgan Stanley han querido demostrar con números que se puede ganar dinero en la ISR. Esta última empresa se preguntó si los fondos de inversión ISR ganaban más o menos que los tradicionales. A tal fin, analizó el comportamiento a lo largo de ocho años de unos y otros, y el pasado marzo concluyó que la rentabilidad de los fondos sostenibles fue igual o superior a los tradicionales.

Harvard, por su parte, analizó el comportamiento financiero de 180 compañías, la mitad con una gestión de responsabilidad social corporativa y la otra mitad no. Y sí, las primeras batieron a las segundas: un dólar invertido en 1993 en las RSC companies valía 22,6 dólares en 2011 por 15,4 dólares en las “tradicionales”.

“Harvard o monstruos financieros como Morgan Stanley han querido demostrar con números que se puede ganar dinero en la ISR.”

Para finalizar, ¿cómo saber qué empresas son sostenibles y cuáles no? Numerosas gestoras de fondos de inversión cuentan en su portafolio con fondos ISR o sostenibles. Bajo parámetros bien delimitados y publicitados, desbrozan de la paja las empresas verdaderamente responsables y, una vez acotadas, analizan sus fundamentos con un criterio profesional. Y, voilà, eligen aquellas que ofrecen unas expectativas mayores de rentabilidad, como en cualquier otra inversión.

Juan Ferrari San Juan

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