La rentabilidad es la relación entre los recursos disponibles y el beneficio que se obtiene de ellos cuando se realiza una inversión. Se puede decir que es la consecuencia económica de nuestras decisiones a la hora de invertir. El inversor tiene dos opciones. Apostar por productos financieros con rentabilidad fija, esto es, sujetos a un interés periódico inamovible, u otras opciones sujetas a rentabilidad variable, esto es, que cambian como resultado de la marcha del mercado, las empresas o los propios productos financieros objeto de la inversión.

Las inversiones de rentabilidad variable se materializan a través de fórmulas como la participación en el accionariado de empresas o los fondos de inversión, entre otros. Son inversiones que generan, en condiciones óptimas, mayores rendimientos a largo plazo.

Pero el éxito está íntimamente relacionado con el conocimiento de los mercados y su funcionamiento. El beneficio depende de factores íntimamente ligados a la coyuntura económica, por lo que el asesoramiento financiero profesional es imprescindible para tomar decisiones acertadas y no asumir riesgos innecesarios.

Un ejemplo claro de inversión en activos de rentabilidad variable son los paquetes accionariales. Las acciones, para el inversor, se convierten en un instrumento financiero que genera beneficios vinculados al éxito de la empresa que emite esas acciones. En este caso, la rentabilidad de nuestra inversión depende de los resultados de la gestión de los administradores de la empresa. Su rentabilidad es variable en cuanto será mayor si la gestión de la empresa es mejor.

Tradicionalmente, la inversión a largo plazo (10 años o más) y la diversificación de las inversiones son los métodos más eficaces para minimizar los riesgos de la inversión en renta variable. En palabras llanas se podría decir que ‘evitar poner todos los huevos en la misma cesta’ permite minimizar los efectos negativos. Pero para el pequeño y mediano ahorrador, es difícil predecir los comportamientos del mercado y diseñar, en consecuencia, un paquete de inversiones óptimas. Aquí entra en juego el Consultor de Banca Personal que asesora al ahorrador y le ayuda a seleccionar los instrumentos de inversión, para que, por ejemplo, esta pueda repartirse en más de 9.000 títulos, 40 divisas y en más de 100 países. De esta manera se reducen los riesgos.

Para asegurar la reducción de los riesgos y planificar la gestión de tus inversiones se hace imprescindible el trabajo del Consultor de Banca Personal, el experto en el funcionamiento de los mercados financieros. El equipo de cerca de 600 asesores financieros de Banco Mediolanum está a tu disposición para que tus ahorros crezcan sin sobresaltos.

 

Imagen I thinkpanama

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