Históricamente, las familias españolas han mantenido la cultura de ahorro vinculada al ladrillo y han preferido, en su mayoría, aumentar su ahorro a través de la inversión en su vivienda habitual, en vez de crear una cartera de activos o adquirir productos financieros que les proporcionen un alto grado de diversificación.
Los datos son especialmente llamativos, pues si en Estados Unidos más del 70% del total de activos de los hogares son de carácter financiero y el 30% restante son no financieros, en los hogares españoles ocurre prácticamente lo contrario: casi tres cuartas partes del total de los activos son inmobiliarios. Esta cultura de la propiedad de la vivienda está focalizada en la adquisición de la vivienda habitual. Por esa razón, según los datos del Eurostat de 2015, el 78,2% de la población es propietario de la vivienda en la que reside, uno de los niveles más elevados dentro de la UE. Y de esta cifra, el 31,2% de la población mantiene su vivienda con cargas hipotecarias.
“Descubre los riesgos de invertir solo en vivienda”
Los riesgos de invertir solo en vivienda
Esta peculiaridad del ahorro conlleva unos riesgos muy determinados, y en especial por la sobreexposición de la vivienda sobre el ahorro total. Son los siguientes:
- El riesgo financiero, pues para adquirir una vivienda acudimos al endeudamiento para financiarla a través de una hipoteca. Esto provoca que las economías familiares presenten una alta dependencia de la evolución de los tipos de interés, mediante el indicador de referencia del Euríbor.
- El riesgo de mercado, lo que implica la exposición a la evolución del precio de la vivienda. El mito de que “la vivienda nunca baja” ha quedado lapidado tras la burbuja inmobiliaria. Y es que, desde el año 2007 al año 2013, el conjunto de las familias españolas perdió, en promedio, hasta un 30% de su riqueza total debido a la exposición en el mercado inmobiliario.
- El riesgo de liquidez, que hace referencia a la dificultad de encontrar contrapartidas en el momento en que se decide liquidar la vivienda habitual para la obtención de liquidez. Si bien cuando adquirimos acciones cotizadas de empresas altamente capitalizadas la contrapartida es instantánea, en España, el plazo medio para vender una vivienda se encuentra en los 10,2 meses.
¿Cuánta rentabilidad perdemos con la opción única del ladrillo?
A pesar de los riesgos mencionados, ¿por qué decidimos exponer nuestro ahorro en gran medida a la vivienda? Los españoles tienen una alta aversión a la volatilidad, es decir, a las fluctuaciones de los mercados financieros. Por ello persiguen opciones de inversión más conservadoras, con una volatilidad menor, que aun así no están exentas de riesgo. Esta mayor sensibilidad a la volatilidad implica un alto coste de oportunidad en el largo plazo que repercute en nuestro nivel de ahorro.
“¿Cuánta rentabilidad perdemos con la opción única del ladrillo?”
Desde el año 1991 hasta el 2016, la rentabilidad media del mercado inmobiliario español ha sido de un 4,09%, mientras que la rentabilidad del Ibex 35 ha sido del 8,01%. En otras palabras, el coste de oportunidad por preferir invertir en inmuebles frente a la renta variable española ha sido históricamente de 3,91 puntos porcentuales anuales. Si hacemos el cálculo, la renta media bruta por el alquiler y los dividendos pagados de las empresas cotizadas, la rentabilidad del mercado inmobiliario residencial sería del 8,3%, mientras que la del Ibex con dividendos resultaría de un 11%; es decir, un diferencial del 2,7%. No olvidemos, además, que adquirir vivienda implica un mayor número de gastos. Entre ellos el más destacable, el IBI (Impuesto sobre Bienes Inmuebles), por lo que el diferencial entre ambas opciones de inversión seguirá siendo de cerca de 4 puntos porcentuales anuales.
Finalmente, la decisión de optar por la vivienda como nuestro sistema de ahorro nos lleva a un bajo nivel de activos financieros per cápita frente al nivel de los principales países europeos. En España, los activos financieros per cápita se sitúan en los 58.905 euros, mientras que en Alemania alcanzan los 78.450 euros (33% más), en Francia, los 81.170 (37,80% más) y en Italia, los 83.088 euros (41,05% más).
Tras este análisis queda patente que, aparte del riesgo de endeudamiento que provoca el hecho de hipotecarse para invertir en vivienda, si queremos obtener una mayor rentabilidad en nuestra estrategia a largo plazo lo más recomendable es elegir la diversificación. Con tus inversiones, ¡no te la juegues solo a una carta!
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