El próximo 23 de junio Reino Unido deberá votar si quiere continuar perteneciendo o no a la Unión Europea. En los últimos días, y más en este próximo mes, aumentará la preocupación sobre los efectos de un potencial Brexit, que, según analistas de Dun & Bradstreet, dependerá de la capacidad de Reino Unido para renegociar los acuerdos con la UE sobre cuatro puntos que Reino Unido considera revisables:
-Reequilibrar el balance de poder entre los países del euro y los que están fuera, ya que Londres percibe una pérdida de influencia en las decisiones comunitarias, especialmente en las que afectan al sector financiero, principal motor de su economía (un 7,9% del PIB en Reino Unido, frente al 5,5% de promedio en la UE y el 4,1% en España).
-Acabar con el objetivo de la UE de aspirar a una mayor unión política, ya que estar fuera de la moneda única ha permitido a Reino Unido actuar con mayor rapidez y flexibilidad frente a los retos de la crisis.
-Impulsar medidas económicas de corte liberal, ya que argumentan que su recetario de políticas liberales y de flexibilidad laboral ha conseguido una recuperación económica más vigorosa que la del resto de la UE.
-Restringir el acceso de los trabajadores comunitarios a las ayudas estatales, como mínimo durante los cuatro primeros años que residan en suelo británico.
Pero ¿qué implicaciones tiene en el día a día que Reino Unido se desligue de la UE? Desglosamos algunas de las claves:
“En los próximos meses aumentará la preocupación sobre los efectos de un potencial Brexit”
Política
Pese al impacto económico, la consecuencia más relevante de que Reino Unido abandone la UE será el precedente político, ya que podría incentivar a otros países a continuar con este ejemplo y sugestionar a otros movimientos de corte de corte similar. La agencia de calificación estadounidense Fitch apuesta porque podría vigorizarse el auge de partidos populistas y, por tanto, frenarse la puesta en marcha de reformas de control de gasto que están llevando a cabo los Gobiernos y que resultan impopulares entre los votantes. Se apunta especialmente a los países periféricos, entre los cuales se encuentra España. Como muestra, ponen de ejemplo la prima de riesgo española, que en los últimos días ha repuntado hasta alcanzar niveles próximos a los 150 puntos básicos, más de 30 puntos por encima del cierre de 2015.
Economía
-El FMI calculó el impacto negativo del Brexit en un 9,5% del PIB para la economía de Reino Unido.
-El superávit comercial de España con Reino Unido se vería afectado negativamente, teniendo en cuenta que en 2014 alcanzó el 1,1% del PIB español. Además, Reino Unido es el quinto destino más importante para las exportaciones de bienes y servicios españoles, especialmente para la industria automovilística y de aviación, alimentaria y farmacéutica.
-La depreciación de la libra. En lo que va de año se ha abaratado un 9% respecto al euro. Se interpreta como una puesta en precio por parte del mercado ante el referéndum, aunque la caída podría aumentar, con el consiguiente efecto sobre el turismo. Porque si el euro es más caro frente a la libra, se encarecen los viajes a España y se desploma la demanda británica, que es muy elástica en función de los precios.
-Reino Unido es el principal destino para la inversión española en el extranjero, con un 14% del total de la IDE (Inversión Directa Extranjera) en 2013, concentrada en los sectores financiero (35%), de telecomunicaciones (32%) y abastecimiento energético (15%). Reino Unido es también una fuente de IDE relevante para España: la inversión británica representa un 10% del total, con especial presencia en el sector tabacalero, las telecomunicaciones y los servicios financieros.
-A pesar de que la estructura subsidiaria de los bancos españoles limitaría el impacto de un eventual Brexit, es preciso tener en cuenta que España está muy expuesta al sector financiero británico. Según datos del Banco de Pagos Internacional de Basilea (BPI), el sistema bancario español cuenta con derechos de crédito sobre contrapartes británicas por valor de 412.000 millones de dólares en el tercer trimestre de 2015, solo algo por detrás de Alemania (417 millones de dólares) y EE UU (447 millones de dólares).
Cuestiones estratégicas: turismo y emigración
Turismo
“¿Qué implicaciones tiene en el día a día que Reino Unido se desligue de la UE?”
-Reino Unido es el principal mercado de la industria turística española. El flujo de turistas británicos supone casi un 25% del total de turistas recibidos, que en 2015 se cifró en 15,7 millones de turistas procedentes de este país los cuales gastaron 14.057 millones de euros (20,9% del total del gasto por turismo en España). Gracias a estas cifras España ha recuperado los niveles previos a la crisis, desde que tocó fondo en 2010.
-Los turistas británicos también pasan largas temporadas en invierno, por lo que se benefician del acceso gratuito a la sanidad pública. Si finalmente salen de la UE, ese acceso universal sin coste se perdería y Reino Unido tendría que renegociar un nuevo convenio con el Gobierno de España para compensar el elevado gasto que generan estos viajeros. Los últimos datos del Ministerio de Sanidad de Reino Unido revelan que el desembolso que debe afrontar el ejecutivo español para atender a los ciudadanos británicos roza los 30 millones de euros al año, mientras que en el caso contrario el coste se reduce a 4 millones.
-Por otro lado, muchos turistas finalmente compran una vivienda. En 2015, estas operaciones han supuesto el 13,1% del total de operaciones. Y en este incremento han sido decisivos los británicos, que adquirieron uno de cada cuatro inmuebles en España.
Flujos migratorios
Si finalmente los británicos abandonan la UE tendrían que afrontar la burocracia habitual —para países no comunitarios— a la hora de entrar en el país. Para evitarlo, España impulsó a finales de 2013 la figura de los visados exprés, que otorgaban —para personal cualificado e inversores extranjeros— una equiparación de los derechos de los residentes comunitarios frente a aquellos procedentes de otros países de fuera de la UE. En 30 meses ha conseguido captar 1.048 millones de euros: el 86,9% correspondió a la compra de inmuebles; 75 millones a la inversión en capital (fundamentalmente a compra de deuda por un mínimo de dos millones de euros por inversor) y 62 millones a nuevos proyectos empresariales.
Reino Unido y UE están condenados a entenderse por su contexto e historia comunes. Eso sí, deberán reconfigurar su relación, sobre todo si la opción del Brexit es vencedora, en materias clave como son las relaciones comerciales, IDE, flujos migratorios y financieros (tesorería y gestión de riesgo de empresas). A pesar de que ya existen modelos de colaboración como el suizo o noruego, un Reino Unido fuera de la UE tendría que asumir la normativa europea, incluida la libertad de movimiento de personas, para mantener un acceso significativo al mercado común. Es definitiva, se trata de una cuestión económica —además de política y estratégica— lo que se juzgará, porque la salida de Reino Unido alteraría la composición de la UE, al perder un socio relevante en la escena mundial y con una gran trayectoria histórica.