relación asesoramiento financiero y renta fija

En los últimos meses hemos oído hablar mucho de renta fija. No solo en los círculos habituales, sino también en telediarios y prensa en general, por el interés que han suscitado las emisiones de Letras del Tesoro español entre particulares y empresas.

Lo cierto es que, en un entorno de inflación, la inversión en renta fija y en renta variable son elementos a tener en cuenta dentro de una planificación financiera, para tratar de contrarrestar los efectos adversos del incremento del coste de vida y, con ello, la reducción del poder adquisitivo del dinero.

Sin embargo, no todos los instrumentos de renta fija baten la inflación ni todas las inversiones de renta fija son inversiones sin riesgo. Existen muchos mitos en torno a la renta fija que vamos a ir analizando en las próximas líneas.

Qué es y qué ha pasado con la renta fija

Se denomina renta fija a todos aquellos títulos negociables en mercados secundarios que se emiten en un primer momento por parte de empresas e instituciones, públicas y privadas, para captar fondos directamente del mercado en forma de deuda (bonos, obligaciones, letras, etc.).

Los productos de renta fija son instrumentos financieros que reconocen una deuda de la entidad que los emite. El inversor en renta fija es acreedor de la sociedad o entidad emisora: ya sea renta fija pública, en cuyo caso será acreedor del Estado, o renta fija corporativa, en cuyo caso será acreedor de una empresa.

Como norma general, los productos de renta fija tienen un plazo determinado y una rentabilidad asociada al vencimiento conocida por el inversor, de manera que si se mantiene el producto hasta el vencimiento lo habitual es recuperar el capital invertido (o principal) más intereses.

A través de los instrumentos de renta fija, como los bonos, el emisor se compromete a devolver el principal y a pagar unos intereses al inversor (su acreedor) en forma de cupón en determinados momentos a lo largo de la vida del bono o al final de ella.

Así, podemos distinguir entre renta fija con rentabilidad implícita, que son aquellos productos de renta fija con cupón cero que se emiten al descuento, y renta fija con rentabilidad explícita, que paga cupones periódicos fijos o variables.

A diferencia de las acciones –que son partes proporcionales de capital de una empresa y son instrumentos de renta variable–, con los bonos u otros instrumentos de renta fija no se obtienen derechos de propiedad y, en general, su rendimiento no depende de la situación económico-financiera del emisor.

Además, otra diferencia fundamental entre acreedores y accionistas es que, en caso de liquidación de la sociedad, los primeros tienen prioridad frente a los segundos.

Tipos de renta fija

Todos los instrumentos de renta fija provienen de emisiones de deuda por parte de un organismo o empresa que busca financiación en los mercados y que devolverá a sus acreedores con intereses.

Bonos

El bono es el instrumento de renta fija por antonomasia, que podríamos definir como parte proporcional de la deuda de una empresa u organismo. El mercado mundial de bonos ha aumentado de forma espectacular en las últimas décadas (su tamaño se ha multiplicado al menos por 15 en los últimos 30 años), como consecuencia de la internacionalización de la economía y de los procesos de desintermediación financiera.

Un bono tiene varios componentes a considerar para entender bien su funcionamiento. En primer lugar, debemos hablar del valor nominal, que es la cuantía que el emisor del bono se compromete a pagar en la fecha de vencimiento (o antes).

En segundo lugar, los bonos tienen asociado un cupón o pago periódico que debe pagar el emisor sobre el nominal emitido. Pueden ser cupones fijos, variables, indexados o cero. En tercer lugar, la tasa de descuento de un bono es la tasa a la que se descuentan los diferentes pagos que recibirá el tenedor del bono. Representa el coste del capital para el emisor y la rentabilidad para el tenedor.

Por último, el vencimiento es la fecha a partir de la cual el bono deja de ofrecer pagos, y el precio se refiere al precio de mercado del bono, que puede fluctuar, a diferencia del valor nominal, que es fijo.

La comparación del precio con el valor nominal determina si el bono se ha comprado a descuento, a la par o a una prima. Los bonos cupón cero, aunque no pagan cupón, se compran a descuento, es decir, más baratos que lo que indica su valor nominal y es ahí donde reside la rentabilidad para el acreedor.

Obligaciones

Las obligaciones son títulos de renta fija a largo plazo y se podrían definir como partes alícuotas de un empréstito o de la deuda de una empresa o institución. A diferencia de los bonos, su duración es mayor a cinco años y puede llegar hasta a los treinta años (los bonos tienen duraciones que oscilan entre los dos y cinco años).

Letras del Tesoro

Las Letras del Tesoro son títulos de renta fija a corto plazo emitidas por el Tesoro del Estado (español o de cualquier otro país). Su vencimiento suele ser a 3, 6, 9 y 12 meses y se emiten al descuento a través de una subasta pública (como ocurre también con los bonos y obligaciones del Estado).

Uno de los modos más extendidos para las emisiones de deuda es la subasta, a través de la cual el Tesoro publica un calendario anual de subastas, con las características de los valores a subastar y los plazos en los que pueden presentarse peticiones.

La renta fija gubernamental a corto plazo como la emitida por el Tesoro español a través de las Letras del Tesoro es uno de los instrumentos de menor riesgo, pero no llega a compensar la inflación actual.

Riesgos en renta fija

En contra de lo que se cree, los productos de renta fija sí tienen riesgos implícitos. Debemos tener claro que toda inversión está asociada a un riesgo.

En el caso de los instrumentos de renta fija, aunque el riesgo pueda ser bajo o moderado, es importante tenerlo en cuenta para no llevarse una sorpresa.

En concreto, el principal riesgo de la renta fija es el riesgo de mercado, que se materializa cuando el producto cotiza por debajo del precio que pagamos por él. Esto se produce por la subida de tipos de interés: si los tipos de interés suben el valor de mercado de los bonos cae.

Por ello, vender un producto de renta fija antes de vencimiento en un entorno de subida de tipos como el actual puede llevarle a sufrir pérdidas.

Además, la renta fija tiene asociado un riesgo de crédito, si la entidad emisora quiebra y no puede atender a los pagos. Debido a lo anterior, los bonos de las empresas y los Estados más solventes tendrán menor riesgo.

El asesoramiento financiero, imprescindible para incluir renta fija en tu cartera

Los productos de renta fija son títulos complejos cuyo comportamiento depende de multitud de variables, especialmente en un entorno económico tan volátil como el actual. Por ello, lo más recomendable es acudir a un asesor financiero que pueda ayudarnos a valorar el uso más adecuado de los instrumentos de renta fija para tratar de alcanzar nuestros objetivos. Sin perder de vista que con la renta fija, como con toda inversión, la diversificación debe ser la estrategia fundamental. 

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