Quiero una casa en la playa que poder enseñar a los de “¿Quién vive ahí?”, una limusina que me lleve de compras por la Gran Vía y un estilista que no me deje salir de casa en chándal. Porque ahora vivo en un piso de alquiler, visto ropa de fabricación asiática y, hasta el momento, el metro es el mejor transporte que me puedo permitir. ¿Quién no desea un futuro lleno de éxito, desenfreno y cócteles en copa de balón?
“Los planes importantes que hacemos en nuestras vidas son, en el fondo, a largo plazo”
Las buenas rachas se acabaron. Las burbujas estallaron, los chollos enseñaron su lado tramposo y el ascensor de la buena vida se encuentra fuera de servicio. Y no sé a vosotros… ¡pero a mí me puede el ansia! Soy de esas personas que lo quiere todo ya. Odio perder el tiempo. No me gustan las esperas cuando se me acumulan las tareas por hacer como, por ejemplo, sobrevivir en medio de una crisis que afecta al mundo de manera desigual. Y no, Superman no va a venir al rescate. Tiene el Whatsapp colapsado por dejarlo siempre en modo avión. ¿Qué se puede hacer?
No nos queda otra que tener paciencia, rebajar las revoluciones y mostrar amplitud de miras. Porque los planes que hacemos en nuestras vidas son, en el fondo, a largo plazo: tener una relación en la que sentirse querido, un trabajo que permita cubrir nuestras necesidades básicas (y algún capricho), mantener un techo decente bajo el que envejecer… Todo eso, ya de por sí, es una tarea complicada en los tiempos que corren, ¿verdad? Tanto que me encantaría pedírsela ya hecha a los Reyes Magos este año, para ahorrarme el esfuerzo. Pero tus deseos no se hacen realidad por arte de magia. Te mentiría si te dijera que conseguir propósitos como los anteriores no cuestan lo suyo. ¿Crees firmemente que se pueden alcanzar sin dejarte las uñas? Entonces no deberías estar leyendo esto. En serio, no pierdas ni un minuto más. Métete en un reality y vive tus minutos de gloria.
“Márcate metas a largo plazo: es sano y necesario. Te ayudará a tener razones para luchar, mejorar y sentirte realizado”
Si por el contrario eres realista, pero de los realistas que se permiten soñar con optimismo e inteligencia, entonces hablamos el mismo idioma. Márcate metas a largo plazo: es sano y necesario. Te ayudará a tener razones para luchar, mejorar y sentirte realizado. En definitiva, nuestra misión aquí en la Tierra es la de escalar la pirámide que tan bien supo dibujar Maslow, que comienza en la supervivencia y termina en el crecimiento. Por eso, para que luego no nos pille el toro al final de la vida, lo mejor es ir pensando en el futuro de las decisiones del presente, y tener perspectiva del tiempo.
Pasito a pasito, adaptándote a los cambios de inclinación y repartiendo el esfuerzo, es como conseguirás culminar el reto de alcanzar la cima. Te aseguro que en ese proceso te despeinarás, perderás los zapatos, te llenarás de porquería y las pasarás canutas. Pero… ¡qué demonios! Ningún alpinista ha regresado de coronar el Everest con el look de Julio Iglesias, y lo sabes.
Y tú, ¿ves ya la cima de tu montaña?