La decisión de Mario Draghi de reforzar su política de expansión monetaria con la compra masiva de deuda -flexibilización cuantitativa o Quantitative Easing (QE)- no sorprendió a casi nadie. Salvo en su cuantía. El total de 60.000 millones de euros es más de lo que estimaban la mayoría de los analistas, que habían cerrado sus pronósticos en 50.000 millones al mes. Igualmente, el periodo es algo más amplio, pues en lugar de un año se establece un tope máximo de medio año más. En concreto, de marzo de 2015 a septiembre de 2016.
Con esta medida se espera dar el estímulo definitivo a una zona euro que languidece en crecimiento económico con respecto a otros países desarrollados como Estados Unidos. A falta de que se concrete el Plan Juncker de inversiones productivas, el BCE es el organismo con más capacidad para estimular nuestra economía.
Así, se busca impulsar la economía de la zona euro en general y despejar los fantasmas de la deflación hasta convertirla en un hecho puramente coyuntural. Además, esto, vinculado con el descenso del precio del petróleo, puede conllevar a un empujón a países como España, que ya está creciendo. Este impulso en el PIB provocará cambios en muchas facetas económicas, entre las que se incluirán los productos financieros; puede haber modificaciones en las condiciones de los productos que lleven al crecimiento en una especie de círculo virtuoso esperado que lleve a nuestra economía a cotas de crecimiento cercanas al 3%.
“Los Fondos de inversión serán los grandes beneficiados como alternativa de inversión”
¿Cómo afectará a nuestros ahorros?
Depósitos y cuentas remuneradas: serán de los más perjudicados, pues seguirán bajando. Las cuentas remuneradas se moverán en su mayoría entre el 0% y el 0,50%. Y es que estos productos, junto a los depósitos a corto plazo, son los que tienen una rentabilidad menor. Los depósitos a largo plazo bajarán también, aunque se podrán conseguir rentabilidades superiores en muchos casos.
Deuda pública: los tipos bajos se plasmarán en el descenso de la prima de riesgo y, por tanto, de la rentabilidad que se conseguirá en las distintas subastas. Las letras, y especialmente muy a corto plazo, tendrán tipos cercanos al 0%. En los bonos será complicado superar el 1% y sólo se conseguirá con referencias a más de 10 años, entre las cuales se incluyen las Obligaciones del Estado.
Fondos de inversión: serán los grandes beneficiados como alternativa de inversión, tanto por rentabilidad a largo plazo como, por supuesto, por los beneficios fiscales que ofrecen al no pagar impuestos por el traspaso entre fondos y sólo cuando se realiza la venta final.
¿Cómo afectará a nuestra financiación?
Hipotecas: el Euríbor es el primero que lo va notando de forma moderada. En su referencia a 12 meses ha roto claramente el nivel del 0,30% y se dirige hacia cotas del 0,25%. Este efecto se traducirá en continuas mejoras para las hipotecas, tanto las antiguas –siempre que no tengan cláusula suelo o ésta haya sido suprimida- como las nuevas. Sobre estas últimas se añade un riesgo añadido y es contratar hipotecas con diferenciales altos (Euríbor +1,5% o incluso más) con tipos en mínimos históricos. La cuota resultante será muy baja, pero con muchas posibilidades de elevarse de forma importante dentro de unos años.
Préstamos al consumo: estamos aumentando el consumo en una tasa superior a la renta. Y es que la reactivación del consumo interno es clave para la recuperación y se notará en la relajación de tipos en préstamos al consumo, generalistas y específicos (se espera otro buen 2014 en la venta de vehículos). Por eso veremos préstamos al consumo algo más baratos. En las tarjetas de crédito, donde el riesgo sigue siendo importante, los movimientos serán menores.
“Los Depósitos y cuentas remuneradas serán de los más perjudicados, pues seguirán bajando”
Financiación a empresas: es el tramo en el que se espera más crecimiento y mejores condiciones. El ICO ya prevé una reducción de un tercio en el volumen de financiación otorgada por la entidad porque ésta será sustituida por fondos propios de los bancos, tanto en financiación de activos como en líneas de crédito.
¿Cómo afectará al euro?
El euro se verá muy afectado por esta medida, ya que en la Eurozona nos encontramos con un crecimiento global muy inferior a otros países desarrollados.
Lo positivo: este descenso beneficia las exportaciones y con ello a países claramente vendedores como Alemania y Francia. También es positivo para el turismo proveniente de países fuera de la zona euro con una moneda fuerte.
Lo negativo: lo tenemos en las importaciones y especialmente en el petróleo, del cual Europa es más dependiente. Afortunadamente, en los meses anteriores hemos asistido a un desplome del precio del barril y partimos con la ventaja de tener una energía mucho más barata.
Consecuencias para España: es previsible que vendamos más fuera. Animados por un crecimiento del consumo y por un abaratamiento de los productos, haciéndolos más competitivos. También puede contribuir a mejorar las cifras de nuestro turismo, que en 2014 ya batieron récords de llegadas tras recibir más de 65 millones de turistas internacionales. España será especialmente atractiva para el turista del Reino Unido, por ejemplo, que con una libra alta verá cómo es más barato viajar a España.
Antonio Gallardo, analista de iAhorro.com