Hombre leyendo la factura en el mercado y viendo el aumento de precios: impacto de la inflación en el ahorro familiar
Aunque parece que hemos dejado atrás el índice de precios de consumo (IPC) de dos dígitos, el día a día de los hogares españoles y europeos sigue muy condicionado por el impacto de la inflación. Basta con echar un vistazo a las facturas de cada familia y compararlas con las de hace unos años para constatar que hoy es un 34% más caro llenar la nevera en España de lo que lo era antes de la pandemia, como certifica
un informe del Banco Central Europeo (BCE). 

Cómo afecta la inflación al ahorro y a las familias

El estudio destaca que la carne de vacuno, ave y cerdo cuesta ahora un 30% más que en 2019, mientras que la leche se ha encarecido un 40%. Otros productos como el cacao han registrado incrementos incluso más elevados.

Es cierto que el impacto en la economía del hogar es distinto si se comparan las cestas de la compra a lo largo y ancho de la geografía española, utilizando como referencia, por ejemplo, el IPC del pasado julio y su evolución interanual. Y es que, hay diferencias significativas en la evolución del precio de un paquete de azúcar según se compre en el País Vasco, donde tuvo un descenso del 27,8%, o si se hace en Canarias, donde se encareció el 3,7%.

Para darse el gusto de comer unas buenas chuletas de cerdo, los consumidores de Cantabria las pagaban un 7,9% más caras en julio de este año, mientras que los clientes de Murcia han visto cómo su precio ha bajado una media de un 3,1%.

Más allá del lugar de residencia, también hay grandes diferencias en función de los productos habituales que consumen familias vecinas. Cada familia tiene su propia inflación personal. Y es que no todas las familias tienen una cesta de la compra igual. Es muy distinto optar por marcas blancas que por otras reconocidas, que son más caras. Ni es lo mismo consumir productos gourmet o vestir de grandes firmas que productos más industriales o ropa fabricada en serie. 

Cuatro causas de la inflación en España

Los principales motivos que explican el aumento del coste de la vida en España en estos últimos años se centran básicamente en cuatro grandes aspectos:

  1. La guerra de Ucrania aumenta el precio de la energía, sobre todo el gas y la electricidad, con el consecuente sobrecoste para la producción y la distribución de los productos.
  2. El alza de los precios de materias primas y alimentos a causa de la sequía y los conflictos bélicos que afectan a algunos de los principales países proveedores.
  3. El ahorro acumulado por las familias durante la pandemia, que se destina masivamente al consumo tras el covid, y ese aumento de la demanda acarrea un encarecimiento de la oferta.
  4. La subida del salario mínimo y de otros costes laborales en sectores como la hostelería o la distribución repercute en el precio final.

Hábitos de consumo y gasto fuera del hogar

¿Y fuera del hogar? Los hábitos gastronómicos parecen haberse resentido menos al salir de casa. Las familias han mantenido estable el volumen de consumo en restaurantes (apenas una reducción del 0,2%), e incluso han elevado un 1,9% en el gasto, hasta alcanzar la media de 1.010 euros por persona y año, según el informe del Panel de Consumo Alimentario en España de 2024 del Ministerio de Agricultura y Alimentación.

Los españoles disfrutaron de más comidas con la familia (+1,2%) el año pasado, pero quedaron menos con amigos para compartir buenos momentos en una comida o una cena (-1,9%), según el estudio.

Planificación desde el hogar y ahorro frente a la inflación 

Ante este escenario, son muchos más los ciudadanos que se centran en la planificación a la hora de hacer la compra, como evidencia Luis Planas, ministro de Agricultura y Consumo: «Cada vez valoramos más lo que supone un alimento. Compramos lo que necesitamos realmente y el factor precio ha contribuido a ello». Y cada vez son más las familias que adoptan nuevas medidas para controlar el gasto mensual en comida, bebida y otros productos del hogar:

  1. Siendo más selectivos. Comparando más precios a través de visitar un mayor número de comercios: un 13,6% de las compras se hacen en más de un comercio y en el mismo día.
  2. Ajustando la demanda. Aumenta la frecuencia de las compras mensuales, al tiempo que se reduce la lista de productos adquiridos en cada compra.
  3. Menos desperdicio, más sostenibilidad. En España, el desperdicio de alimentos y bebidas se redujo un 4,4% en 2024, y alcanzó un mínimo histórico de 1.125 millones de kilos/litros, un alivio para el objetivo de un planeta más sostenible.

Ajustar la estrategia de ahorro para mantener el poder adquisitivo 

Si aplicamos estas medidas, se puede reducir el impacto de la inflación en la economía doméstica, especialmente si vienen reforzadas por una planificación financiera que mejore nuestra capacidad de ahorro en el hogar. Para alcanzar esta meta, resulta infalible acudir a una fórmula tan sencilla como poderosa: ingresos – ahorro = gastos.

Se trata de transformar esa hucha en un recibo más —el recibo del ahorro—, y reservar al principio de mes una cantidad fija a ese objetivo y ajustar nuestro nivel de vida al remanente de ingresos. Una perspectiva muy eficaz y que nos lleva a cuestionarnos un hábito muy extendido: gastar primero y ahorrar lo que quede. 

Una vez nos hemos habituado a ahorrar cada mes, hay que vincular ese esfuerzo al logro de un objetivo y tratar de poner a trabajar ese dinero para intentar obtener un rendimiento por encima del porcentaje de subida de los precios. Se evita así la pérdida de poder adquisitivo a largo plazo y se afianzan las posibilidades de lograr nuestras metas financieras.

La importancia de planificar y contar con acompañamiento financiero

La planificación de esas metas es un camino que no hay por qué hacer solo. El acompañamiento de un asesor financiero, experto en conocer nuestras necesidades y circunstancias, puede ayudarnos a alcanzar proyectos de vida más deseados.

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