Los datos que han llegado desde la bolsa de Madrid durante los dos primeros meses de este año han disparado los análisis al alza y las previsiones más optimistas. Hay quien habla de que el Ibex 35 subirá un 20% en 2014 y que el selectivo español recuperará los 11.000 puntos. Agencias, entidades bancarias y expertos coinciden en que los valores crecerán este año y sitúan las subida entre un 13 y un 27%, dependiendo de la entidad o la agencia.
Las previsiones: entre la ficción y la realidad
¿Son fiables estas predicciones? No hay más que echar un vistazo a los años anteriores para darse cuenta de que los expertos, mucha veces, no aciertan. Por ejemplo,en enero de 2012, la Agencia EFE lanzó una nota en la que un nutrido grupo de analistas pronosticaban una subida del 24% del Ibex 35 a lo largo del año. La realidad fue mucho menos optimista: el 31 de diciembre de 2012 el Ibex 35 había bajado un 17%.
En los inicios de la crisis también nos encontramos con estimaciones curiosas. A finales de 2007, algunas predicciones apuntaban a que el Ibex subiría en 2008 en torno al 10% y que terminaría por encima de los 17.390 puntos. Ese año, la bolsa sufrió la mayor caída de la historia en el parquet español, un batacazo del 39 % que hizo que acabase en 9.195 puntos. La resaca de 2009 prometía más caídas, como señalaba un informe de principios de ese año. En él se hablaba de que las empresas del Ibex iban a sufrir un recorte de 4.000 millones de euros en sus beneficios a lo largo del año, pero contra todo pronóstico, ese año la bolsa subió un 29,8% .
¿Qué factores influyen en el comportamiento de los mercados?
El comportamiento de los mercados no responde a reglas fijas y hacer previsiones a corto plazo es, cuanto menos, aventurado. Los valores de las diferentes bolsas varían en función de multitud de factores que tienen que ver, de manera directa, indirecta e incluso remota con la economía: rumores, climatología adversa, decisiones políticas… Para muestra un botón. Cuando el COI decidió que Tokio sería la sede olímpica de 2020, el Nikkei subió un 2,48% y el Ibex 35 sufrió una contracción del 0,26%.
Todo influye, y hacer previsiones en cualquier parte del mundo es complicado. El S&P 500, uno de los indicadores más importantes de la bolsa de Wall Street, engloba a las 500 empresas más importantes del mundo y es un buen termómetro para ver la salud de la economía mundial. Otros, como el Dow Jones y el Nasdaq, se centran solamente en compañías estadounidenses. En diciembre de 2007 el S&P llegó a los 1468 puntos y las previsiones apuntaban al alza en 2008. Goldman Sachs y Citigroup preveían un cierre a 1.675, Strategas Research Partners a 1.680, Morgan Stanley auguraba 1.520 y Merrill Lynch subía a 1.525. A pesar de las optimistas previsiones, el S&P 500 cerró el año en 903 puntos, sufriendo una de las bajadas más acusadas de su historia.
Las previsiones tampoco afinan mucho cuando vienen las cosas bien. En 2013, los datos que hablaban de la recuperación económica tiraron hacia arriba de los principales índices. Las principales agencias estimaron un cierre del S&P 500 entre 1.600 y 1.750 puntos, y se quedaron cortos: el índice cerró en 1.848 puntos tras acumular una subida histórica del 29,8%.
Cualquier contingencia puede tirar por tierra cualquier previsión. En enero de 2011, los analistas aseguraban que el Nikkei 225, el principal indicador de la bolsa de Tokio, crecería en torno al 13% a lo largo de todo el año. Tres meses después, un terremoto y un tsunami dejaron sin validez todos los pronósticos. Unas inundaciones graves en Indonesia y la crisis europea terminaron por lastrar al selectivo japonés, que bajó un 17% ese mismo año. El Nikkei no recuperó los niveles anteriores al sismo de 2011 hasta diciembre de 2012.
En resumen, no hay fórmulas mágicas y las previsiones raras veces se cumplen, porque cualquier detalle puede hacer que los mercados respondan de una manera totalmente imprevista. Por eso, la mejor manera de minimizar el impacto negativo de todas estas fluctuaciones es contar con un Consultor de Banca que nos ayude a gestionar nuestras emociones, invertir a largo plazo y diversificar nuestras inversiones porque, el histórico demuestra que, pese a las caídas y alzas, las bolsas, en largos periodos de tiempo, siempre acaban subiendo. Pero esa es ya otra historia 😉
Sin duda no hay más que echar un vistazo a los años anteriores para darse cuenta de que los expertos, mucha veces, no aciertan.