Un descenso del precio del petróleo con incógnitas
Yo, como Sócrates, “sólo sé que no sé nada”. Y añado que “cada vez entiendo menos”. Asumo que es un mal arranque para explicar el fuerte descenso del precio del petróleo de los últimos meses. Por eso, en un intento de enmendarlo, arrancaré este texto con tres datos irrefutables:
- En junio de 2014 el barril de petróleo de Brent llegó a su máximo anual debido al avance del terrorismo del Estado Islámico en Irak. De aquel pico hasta enero ha descendido 65 dólares, marcando precios inferiores a los 50, sin que haya mediado una hecatombe geopolítica o económica.
- Es el mayor descenso de la historia tras el sufrido en 2008, durante la crisis de Lehman Brothers, con 108 dólares de caída en un solo mes, de 144 a 36. El tercer desplome, de 25 dólares, se produjo en 2006, de 80 a 55 dólares.
- Hasta 2008 el barril nunca estuvo por encima de los 100 dólares; es más, hasta 2000 no tocó jamás los 30 dólares. Sin embargo, en plena crisis mundial de 2008 a 2014, apenas ha bajado del umbral de los 100 dólares si descontamos episodios puntuales. El barril duplicó su precio en menos de un año, de 55 dólares en 2007 a 144 en noviembre de 2008. Tan estratosférico ascenso se produjo en plena crisis de las subprime, cuando se vaticinaba un cambio de ciclo económico.
En este punto abandonamos los testarudos datos y entramos en las preguntas.
¿Se justifica un barril por encima de los 100 dólares? La lógica económica —que es completamente ilógica— dicta que ante un descenso económico como el sufrido en estos siete años, el precio se debería haber ajustado a la baja y no al alza, por mucho petróleo que quemen China, India, Rusia y Brasil juntas.
¿Por qué se ha producido el colapso del precio en los últimos meses? Los expertos lo explican apelando a una crisis de oferta, que significa que se extrae más petróleo del que se consume. Se calcula que el desfase rondaría el millón y medio de barriles diarios.
“Ante un descenso económico como el sufrido, el precio del petróleo se debería haber ajustado a la baja y no al alza”
¿A qué se debe este exceso de producción? Dos factores han alterado el equilibrio. El primero es una demanda débil que no acaba de remontar, pues las economías europeas y la japonesa no crecen y China y los países emergentes han bajado el pistón. Por el contrario, la producción ha aumentado en estos cinco años por la entrada en el mercado mundial del petróleo y gas “no convencionales”.
Merece la pena detenerse a explicar qué son estos carburantes “no convencionales”, claves en este galimatías del petróleo. La diferencia entre el petróleo “convencional” y el “no convencional” no es necesariamente la calidad, aunque en algunos casos sí; sobre todo se trata de su localización. El primero está en rocas porosas que permiten que el crudo y el gas fluyan formando grandes bolsas. Para su extracción basta pinchar en cualquier punto de la bolsa y la presión hace que emerja a la superficie. El coste de su explotación depende de la profundidad a la que se encuentre la bolsa y si está en la tierra o en el mar. Pero se dice que en los países del Golfo es de sólo 5 dólares.
El petróleo o gas “no convencional” se halla entre rocas no impermeables y no transita libremente. Por eso se le denomina gas o petróleo de pizarras y esquistos o shale-gas y shale-oil en inglés. Su extracción —compleja y, por tanto, cara— se realiza con una técnica denominada fractura hidráulica horizontal o fracking en inglés, que consiste en romper estas rocas impermeables, generando cámaras artificiales mediante la inyección de agua y productos químicos a gran presión por las que circula el crudo o el gas hacia la superficie. Es un proceso en entredicho por sus efectos medioambientales e incluso sísmicos.
Aunque el coste de su producción varía, se considera que si el barril baja de 65 euros no es rentable utilizar el fracking. Por este motivo, a pesar de que su existencia es conocida hace tiempo, su extracción se ha disparado en los últimos años, cuando el barril estaba por encima de los 100 dólares. Su boom se explica porque la mitad de las reservas de combustible “no convencional”, especialmente las de gas, se encuentran en EEUU, lo que ha permitido desarrollar esta técnica gracias al potencial financiero y tecnológico del país.
“Crisis de oferta: se extrae más petróleo del que se consume”
Sin embargo, cuesta creer que esta crisis de oferta haya desencadenado semejante descenso.
Por el lado de la oferta, el shale-gas y el shale-oil se explotan hace más de un lustro. EE. UU. hace tiempo que se autoabastece de gas gracias a su producción “no convencional” y se calcula que en la década de 2020 podría llegar a ser autosuficiente en petróleo. Pero eso se sabía hace tiempo.
Por el lado de la demanda, la debilidad de la economía mundial no es nueva. Es más, a finales de año parecía que Europa iba a mejorar levemente. Por tanto, ¿qué ha provocado el derrumbe del precio del petróleo a finales de 2014?
El petróleo se juega en un tablero demasiado complejo para aceptar que tan brusco movimiento se deba a un mero exceso de producción. Otras veces ha pasado lo mismo y el precio no ha sufrido un descenso tan abrupto. A partir de aquí, entran en juego las teorías conspiratorias, mucho más morbosas pero meramente especulativas.
To be continued…
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