El mundo envejece

La población mundial está envejeciendo. Cada vez vivimos más tiempo y cada vez nacen menos niños.

En el gráfico 1 se puede ver cómo los países con mayor esperanza de vida tienen menor número de hijos por mujer. Una importante parte de los países representados tiene una esperanza de vida superior a los 75 años con menos de dos hijos por mujer. Son los países africanos los que presentan tasas mucho más bajas de esperanza de vida (55 años), con más de cinco hijos por mujer.

Gráfico 1

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Pero este es un proceso que se ha venido acentuando en los últimos años. Como muestra el gráfico 2, hace 50 años los países más desarrollados tenían una esperanza de vida que rondaba los 70 años y una natalidad de casi tres hijos por mujer. La esperanza de vida en África no alcanzaba los 40 años y el número de hijos era cercano a siete por mujer.

De estos gráficos se desprende que los países transitan, más o menos, por similares caminos demográficos pero en distintos momentos del tiempo. O dicho de otro modo, todos los países envejecerán como lo están haciendo ahora los más avanzados económica y socialmente.

Gráfico 2.

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El fenómeno demográfico del envejecimiento se aprecia claramente en estas representaciones, que relacionan una menor natalidad con una mayor supervivencia. La excepción en este gráfico -la bola roja más grande- representa a China, que en los datos de 2012 ya se encuentra perfectamente alineada con los países de mayor envejecimiento. También podemos ver cómo esta mayor supervivencia tiene vínculos con el mayor desarrollo económico y la riqueza per cápita más elevada. El gráfico 3 muestra con claridad que los países con una mayor renta personal son aquellos en los que se vive más.

 Gráfico 3

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Los demógrafos argumentan que el desarrollo económico a lo largo de la historia ha hecho que las civilizaciones necesiten menos población joven para subsistir. Esto ha ido dando lugar a un proceso de envejecimiento que, según las estadísticas, en el último siglo se está acelerando. Las previsiones dicen que esta situación no se detendrá. Científicamente no hay elementos que permitan pensar en una desaceleración del envejecimiento y, desde el punto de vista social, ya hemos visto una correlación entre desarrollo económico y mayor longevidad. De hecho, se dice que ya ha nacido la persona que va a vivir 150 años.

El envejecimiento supone, en suma, que en 2050 en España, uno de cada tres ciudadanos será mayor de 65 años. Algo menos que en Japón, que será el país más envejecido del mundo, con un 35% de mayores de 65 (y con uno de cada diez mayor de 80). Estados Unidos y China, a los que afectará más lentamente el proceso, tendrán un 21 y un 24%, respectivamente, de mayores de 65 años, más de uno de cada cinco.

Ante este fenómeno demográfico, las repercusiones económicas y sociales son múltiples. Una especialmente relevante es la jubilación. Si queremos que los mayores vivan esa vida amplia que estadísticamente les queda, deben tener recursos para hacerlo. Es decir, si el mundo se hace mayor, si el mundo se jubila, el mundo también debe prever cómo atender a esa ingente cantidad de jubilados, de la que esperamos formar feliz parte en un futuro. Y, para ello, hay que planificar nuestra jubilación adecuadamente y con el mejor asesoramiento.

Diego Valero

Profesor de la Universidad de Barcelona

Presidente de Novaster

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