Agencias de calificación: qué son y cómo afectan a la economía

El pasado 23 de mayo, la agencia Standard and Poor’s elevaba a la categoría BBB la deuda soberana española. De esta manera, la agencia de calificación seguía la estela de sus dos grandes competidoras, Moody’s y Fitch, que ya habían hecho lo mismo en los meses de febrero y abril, respectivamente.

La influencia en la economía de las agencias de calificación

Con este gesto, la deuda española, o lo que es lo mismo, el dinero que el Estado español pide prestado al mercado, se situaba en el escalón más bajo de la deuda confiable; esto es, dentro de los estándares de los países que son, teóricamente, capaces de pagar lo que deben sin problemas. La reacción a la nueva calificación no se hizo esperar y los diferentes agentes económicos se prepararon para anunciar que la recuperación económica ya es una realidad. La consecuencia más inmediata de la nueva calificación de la deuda soberana de España fue la reducción de la prima de riesgo, es decir, el diferencial de los intereses que paga España por su deuda con respecto al bono alemán. La famosa prima de riesgo, que alcanzó máximos históricos por encima de los 630 puntos en julio de 2012, se relajaba hasta alcanzar los 147 puntos el 26 de mayo de 2013. El “riesgo país” depende los informes de las agencias de calificación. Pero más allá de su incidencia directa en las tasas de interés que pagan los Estados, también marcan el camino del conjunto de la economía. Un informe negativo tiene consecuencias inmediatas en los mercados: basta un indicio de buena marcha para que el optimismo se contagie a la bolsa.

¿Cómo funcionan las agencias de calificación?

¿Qué son estas agencias de calificación? ¿Cómo funcionan? ¿De qué manera elaboran sus informes? Antes de ver el cómo, identificaremos a las protagonistas. Hay multitud de agencias de calificación, pero son tres las que marcan el paso de la economía mundial. Moody’s Investor Service, Standard and Poor’s y Fitch IBCA son las encargadas de auditar la solvencia de las empresas y Administraciones. Lo que miden es el riesgo de una determinada inversión privada o, en el caso de las Administraciones Públicas, la capacidad que tienen estas para pagar sus deudas; esto es, su solvencia. Para ello utilizan un modelo econométrico; esto es, un estudio exhaustivo de modelos estadísticos, cálculo de probabilidades, programación lineal (cálculo de costes y beneficios a largo plazo a través de modelos matemáticos) y la llamada teoría del juego (implicación económica de decisiones en el futuro). Según la legislación europea, las agencias de calificación crediticia ofrecen dictámenes independientes acerca de la calidad del crédito de una entidad, de una deuda, de una obligación o de un instrumento financiero. Hay que tener en cuenta que no todas las empresas o instituciones cuentan con una calificación de estas agencias. Algunas no la necesitan porque no emiten deuda, es decir, no van al mercado a pedir dinero. “Las calificaciones crediticias emitidas por las agencias de calificación prestan servicios a los inversores, los prestatarios, los emisores y los administradores públicos para asistirles en sus decisiones de inversión y financiación. Tales calificaciones pueden servir como referencia para el cálculo de las exigencias de capital a efectos de solvencia para los bancos o para ayudar a los inversores a evaluar los riesgos asociados a la actividad inversora”, asegura el Reglamento (CE) 1060/2009 del Parlamento Europeo y del Consejo. Debido al papel de las agencias de calificación durante la crisis económica, la Unión Europea decidió establecer controles para garantizar la independencia de las mismas y de sus informes.

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